MADRID, 25 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD) ha realizado la #jornadaCEDDD 'Accesibilidad Cognitiva: Arquitectura y Autismo' en la que se ha analizado la relación entre arquitectura y autismo, cuya conclusión ha sido que "no hay conductas malas sino entornos que generan malas conductas".
Así lo han asegurado las tres ponentes principales de la jornada, la arquitecta Berta Brusilovsky, la psicóloga Vanesa Pérez Padilla, madre de un adolescente con TEA, y Gay Lagar, directora de Entramados y creadora de parques y espacios dinámicos. Las tres ponentes han propuesto soluciones al diseño de entornos para hacerlos amables.
Al respecto, Brusilovsky ha insistido en la creación de espacios de transición sensorial en el método desarrollado en su último libro, para romper lo que la autora llama "efecto laberinto". "Es una condición neurobiológica poligénica que se inicia en el
desarrollo temprano: no se ha encontrado un gen concreto del autismo de ahí que tenga similitudes con otras enfermedades o trastornos", ha asegurado.
Las ponentes han coincidido en destacar que las alteraciones genéticas en el espectro del autismo son muy variadas. De ahí que, en función de la alteración genética en cuestión, las personas con
autismo tengan hipersensibilidad a los sonidos, a las luces, etc. Y espacios abiertos y a priori accesibles, sin barreras físicas visibles, son auténticas pesadillas para las personas que tienen esta condición.
Por ejemplo, los patios de los colegios e institutos. "Son espacios de hormigón, con poca vegetación, que suelen estar vacíos
hasta que salen los alumnos al recreo y se convierten en un espacio de juego", ha expuesto Gay Lagar, quien ha añadido que el propio bullicio del juego o los olores que se pueden desprender de
comidas, se convierten en una agresión para los sentidos en un niño que tenga alteraciones en el espectro autista.
Por su parte, la psicóloga especialista en acompañamiento a la discapacidad, bloguera y madre de familia de numerosa, Vanesa Pérez Padilla, cuyo primogénito tiene Trastorno del Espectro Autista (TEA), ha reconocido que su hijo no puede acudir a supermercados "salvo en sitios puntuales".