CÁDIZ, 28 Jul. (EUROPA PRESS) -
El especialista del servicio de oftalmología de Quirónsalud Campo de Gibraltar, doctor Víctor Pérez Moreno, ha relatado que la exposición de los ojos a la radiación ultravioleta del sol sin la protección adecuada puede provocar cataratas, degeneración macular o melanomas coroideos.
Además, según un comunicado de QuironSalud, las patologías más frecuentes en verano son las conjuntivitis, bien de tipo alérgico o de tipo infeccioso por bacterias, hongos o virus (estas últimas las más frecuentes). Se manifiestan como enrojecimiento, picor, sensación de arenilla, sensibilidad a la luz y lagrimeo. Estas patologías representan aproximadamente un 60 por ciento de los pacientes atendidos en un servicio de urgencias oftalmológicas.
"Otras patologías frecuentes", ha continuado Pérez Moreno, "son la oftalmia o fotoqueratitis, causada por la exposición continuada a la radiación solar, que como principales síntomas presenta picor, lagrimeo, intensa fotofobia e incluso disminución de la visión; y el orzuelo, que se produce por una obstrucción (por un exceso de sebo y sudor) de las glándulas situadas en el párpado, provocando una infección bacteriana aguda, y se manifiesta como una lesión sobreelevada dolorosa a la palpación y purulenta".
De igual manera, ha continuado explicando que "lo que no podemos olvidar es que la exposición de los ojos a la radiación ultravioleta (UV) del sol sin la protección adecuada puede provocar desde patologías oftalmológicas más banales, como una fotoqueratitis, a otras más graves que pueden acarrear un deterioro de la visión, como la catarata, la degeneración macular o melanomas coroideos, ya que estos efectos son acumulativos con el paso del tiempo", explica Pérez Moreno.
CONSEJOS PARA PROTEGERNOS DEL SOL
Pérez Moreno ha apuntado que es importante utilizar gafas de sol. Todos utilizamos protector solar para la piel, así que es importante no olvidarse de los ojos. Debemos usarlas con filtros solares homologados por la CE, que permitan una protección UV del 100 por ciento (UVA y UVB) y a ser posible que sean gafas envolventes, ya que evitan la filtración por los laterales. Y mejor si son polarizadas para neutralizar los reflejos solares.
Además de gafas, es recomendable utilizar un sombrero o gorra para aumentar la protección. Estas medidas son incluso más importantes en bebes y niños, sobre todo en las horas de mayor incidencia solar.
CÓMO PROTEGERNOS DEL CLORO, LA SAL Y LAS ALTAS TEMPERATURAS
El cloro es un agente desinfectante utilizado en piscinas que, en pequeñas cantidades, suele ser inocuo, pero su uso en mayor cantidad en piscinas públicas se convierte en un gran irritante para los ojos. Además, el agua puede estar bien regulada, pero a veces puede verse alterada por otros factores, como la orina, cremas protectoras, saliva o sudor de los propios bañistas.
Es fundamental el uso de gafas de natación en piscinas para evitar el contacto con el cloro y posibles gérmenes. Además, es importante recalcar que está totalmente desaconsejado utilizar lentillas de contacto mientras nos bañamos, ya que estas están en contacto directo con la córnea, lo cual produce unas condiciones de oxigenación que favorecen infecciones por hongos, protozoos y bacterias que pueden ser muy graves.
Del mismo modo, las altas temperaturas provocan una rápida evaporación de las lágrimas, generando sequedad ocular, provocando picor, enrojecimiento, sensación de arenilla. Además, favorecen los niveles de contaminación, facilitando la aparición de conjuntivitis alérgicas. Después de nadar, es importante enjuagar los ojos con agua fría para eliminar los residuos de cloro o sal que puedan quedar y luego secarlos con una toalla suave.
Pérez Moreno apostilla que si se siente irritación, sequedad o pesadez es recomendable utilizar lágrimas artificiales (sin conservantes). Si aun así los síntomas continúan o empeoran, debemos acudir a un especialista para una adecuada valoración y tratamiento.
Otros factores que debemos vigilar para cuidar nuestros ojos en vacaciones.
Por otra parte, es necesario tener cuidado con la excesiva exposición a aires acondicionados y ventiladores en espacios cerrados, ya que producen una mayor evaporación de las lágrimas, ocasionando sequedad e irritación. Debemos asegurarnos que las cremas que usamos para protegernos del sol sean hipoalergénicas, ya que podrían causarnos alergias e irritación de los párpados.
Por último, el viento fuerte también es perjudicial para los ojos, ya que arrastra gran cantidad de partículas (polvo, arena, contaminante, etcétera), ocasionando irritación o cuerpos extraños enclavados.