La cardiotoxicidad derivada del tratamiento oncológico puede afectar a más del 30% de los supervivientes de cáncer

Actualizado: jueves, 7 mayo 2015 14:03

MADRID 7 May. (EUROPA PRESS) -

La cardiotoxicidad derivada del tratamiento oncológico puede afectar a más del 30 por ciento de los supervivientes de cáncer, según explica Teresa López Fernández, especialista del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, durante la 29 Reunión Anual de Imagen Cardiaca.

La experta recuerda que los agentes antitumorales ocasionan daños importantes en el sistema cardiovascular de los pacientes, por lo que a la hora de plantear un tratamiento es importante estratificar el riesgo de cardiotoxicidad y prevenir de forma activa el desarrollo de complicaciones cardiovasculares.

La cardiotoxicidad derivada del tratamiento del cáncer es la causa más frecuente de mortalidad en pacientes que sobreviven a un cáncer de mama o a un linfoma no Hodgkin. Su incidencia es variable según los tumores y el tipo de tratamiento recibido, llegando a afectar a más de un 30 por ciento de supervivientes a un cáncer.

"Actualmente, la enfermedad cardiaca en pacientes que superan un cáncer no es un riesgo asumible. El objetivo no solo es ganar años de vida, sino calidad para esos años ganados. No podemos olvidar que estas complicaciones cardiovasculares también afectan al pronóstico oncológico, ya que en ocasiones hacen que sea necesario suspender o cambiar el tratamiento previsto. En este contexto surge la necesidad de concienciar y formar tanto a cardiólogos como a oncólogos en una nueva subespecialidad: la cardio-oncología", apunta López Fernández.

El tratamiento oncológico se asocia con un aumento en la incidencia a medio y largo plazo de insuficiencia cardiaca, cardiopatía isquémica, hipertensión, arritmias, eventos tromboembólicos y enfermedad vascular periférica. Los fármacos con mayor riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares se usan en tumores hematológicos, cáncer de mama, cáncer renal, tumores del aparato digestivo o sarcomas.

Aunque son muchos los antitumorales que causan cardiotoxicidad, la insuficiencia cardiaca secundaria al tratamiento con antraciclinas es una de las patologías más frecuentes en pacientes con cáncer.

"Hace años se pensaba que este daño era irreversible, pero ahora tenemos datos que van en contra de esta teoría y que indican que, tratado en fases iniciales, el daño es parcial o totalmente reversible. Por ese motivo es fundamental realizar una monitorización cardiovascular estrecha del tratamiento y un seguimiento de los pacientes que reciben este tipo de fármacos", apunta.

La experta aboga por un abordaje multidisciplinar de la cardiotoxicidad, con el objetivo de facilitar el tratamiento oncológico. "Es imprescindible vigilar de forma estrecha el perfil de riesgo cardiovascular de los pacientes, optimizar el control de los factores de riesgo clásicos, y diagnosticar y tratar de forma precoz los efectos secundarios del tratamiento del cáncer en el sistema cardiovascular", añade.