Cantabria.- El Hospital Marqués de Valdecilla prevé realizar 10 trasplantes renales de donante vivo en 2011

Actualizado: lunes, 8 agosto 2011 13:56

Hasta julio se han realizado siete intervenciones, que representan el 20% del total de trasplantes de riñón

SANTANDER, 8 Ago. (EUROPA PRESS) -

El Hospital Universitario Marqués de Valdecilla ha realizado, en lo que va de año, siete trasplantes renales de donante vivo, una cifra que puede elevarse a diez a finales de 2011, equivalente al 20 por ciento del total de trasplantes renales que anualmente realiza el centro sanitario, lo que representa una de las tasas más altas del país, según destaca el Gobierno regional en un comunicado.

En todos los casos, el donante ha procedido del círculo familiar del paciente. De los siete trasplantes realizados este año en Valdecilla, en cuatro la donación se hizo de padres a hijos; en uno, de la hija a la madre; en otro caso, entre cónyuges, y el último de ellos, entre una pareja de hecho.

El objetivo del Servicio de Nefrología de Valdecilla es potenciar y consolidar la donación de vivo para el trasplante renal como una opción terapéutica más ante el cambio del perfil del donante de órganos y por las ventajas que ello conlleva.

Según explican, el hecho de que la donación de vivo esté indicada sobre todo para pacientes jóvenes, por debajo de los 45 años, impulsa este esfuerzo del Servicio de Valdecilla para garantizar a los enfermos una mejor calidad de vida y una más rápida reinserción social y laboral, sin necesidad de someterse a diálisis ni a la inseguridad e inquietud que conlleva depender del fallecimiento de una persona para recibir un riñón.

VENTAJAS

El trasplante renal de donante vivo tiene dos ventajas fundamentales. En primer lugar, los resultados a largo plazo son mejores y el tiempo de supervivencia del órgano es mayor si el donante está vivo (20 años frente a los 12 de un donante fallecido).

La segunda de sus principales ventajas radica en que el trasplante renal de donante vivo permite realizar la intervención de forma más programada, evitando que el paciente tenga que ingresar en un programa de diálisis en espera de un trasplante de cadáver, una espera que se puede prolongar durante años.

Como toda nueva técnica, este tipo de trasplante presenta también otros beneficios en relación a la tradicional intervención procedente de una persona fallecida.

A nivel sanitario, permite realizar el trasplante antes de alcanzar la fase terminal de insuficiencia renal y, por tanto, evita que el paciente se vea obligado a someterse a diálisis. Quirúrgicamente, la intervención se lleva a cabo mediante técnicas laparoscópicas, lo que supone una mínima incisión, menores complicaciones postoperatorias y una recuperación más rápida.

Además, la donación de vivo se asocia con una mayor compatibilidad inmunológica, dado que en muchos casos el donante es un familiar, lo que supone un menor riesgo de rechazo del órgano.

BÚSQUEDA DEL DONANTE

La búsqueda del donante queda en manos del paciente. El nefrólogo informa al paciente sobre las posibilidades y ventajas del trasplante renal procedente de donante vivo y sobre las características de este procedimiento que se encuentra regulado por ley.

La donación renal de vivo debe ser completamente altruista y libre por parte del donante. Esto implica que no puede recibir ninguna compensación económica por la donación, ni debe actuar sometido a ningún tipo de presión. Además, la estricta normativa que rige el proceso de donación, que incluye un permiso judicial una vez finalizado el estudio del donante y el hecho de que se lleve a cabo de forma mayoritaria dentro del sistema público, garantiza prácticamente al 100% la ausencia de comercio de órganos.

En la donación procedente de donante vivo, en principio, no hay limitación por la edad cronológica del donante, aunque se recomienda que no supere los 65 años. Básicamente se tiene en cuenta la edad biológica del riñón y las condiciones en que se encuentra.

Para ello, tres o cuatro meses antes del trasplante se lleva a cabo un estudio completo del donante, con el fin de analizar la viabilidad del riñón y evitar riesgos para el donante. Entre otros aspectos, se comprueba que el donante no presente enfermedades y no existan factores de riesgo que pudieran poner en riesgo su salud en el futuro. Asimismo, se estudia la compatibilidad sanguínea y que el receptor no tenga anticuerpos anti-HLA contra el donante.

Incluso, después de la intervención quirúrgica, que supone un ingreso hospitalario breve, de entre 3 o 4 días, se realiza un seguimiento del donante para comprobar su evolución y asegurar que no surgen complicaciones a corto o largo plazo.

Una vez realizado el trasplante, el donante puede hacer vida normal, sin que se vea afectada su esperanza de vida por el hecho de tener un solo riñón. De hecho, en uno de los dos trasplantes renales procedentes de donante vivo realizados en 1975, tanto el receptor como la donante, que fue su hermana, llevan una vida normal, 36 años después de la donación.