MADRID, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -
El especialista en Urología Funcional y Cirugía Reconstructiva Urológica en el equipo de Urología del doctor Enrique Lledó del Hospital Vithas Nuestra Señora de América de Madrid, Javier González, ha destacado las ventajas de utilizar la toxina botulínica para tratar la incontinencia urinaria.
Se trata de un problema que afecta al 23 por ciento de las mujeres españolas y que puede ser de tres tipos: incontinencia de esfuerzo pura, incontinencia asociada a urgencia miccional o la incontinencia mixta, que a su vez asocia componentes de las dos primeras.
"Además, todas estas formas de incontinencia pueden, a su vez, presentarse en la mujer en el contexto de un prolapso de las estructuras y órganos contenidos en la pelvis debido a un defecto de soporte propiciado por la relajación de los músculos que constituyen el suelo pélvico, secundario al envejecimiento y la multiparidad", ha explicado el experto.
Este problema se produce por la contracción involuntaria y desinhibida del músculo detrusor vesical, de origen primario o idiopático, en el contexto de determinadas enfermedades neurológicas, o bien como consecuencia de procesos inflamatorios, infecciosos y neoplásicos que afectan a la vejiga.
Una vez identificada la causa subyacente, muchos de estos casos pueden abordarse mediante tratamiento conservador, si bien en casos refractarios a tratamiento farmacológico, se puede aplicar la inyección intravesical de toxina botulínica.
BLOQUEO DE LA PLACA MOTORA
"La finalidad de la inyección intravesical de bótox es el bloqueo de la placa motora que genera la contracción del detrusor, evitando su actividad desinhibida y controlando finalmente las pérdidas involuntarias de orina. Todo ello mediante un procedimiento mínimamente invasivo, que habitualmente se realiza bajo sedación anestésica y no es doloroso para el paciente, aunque, en algunos casos son necesarias varias sesiones de tratamiento para lograr el efecto deseado", ha comentado el experto.
Respecto a la incontinencia de esfuerzo pura, la más frecuente en la mujer, el doctor ha explicado que se produce por un déficit de soporte, de carácter variable, a nivel de los músculos que sustentan los órganos de la pelvis, que condiciona, de forma secundaria, un aumento de la movilidad uretral y una incapacidad, por parte del esfínter urinario, para contrarrestar el efecto del incremento de presión relacionado con actividades como el ejercicio físico o la tos.
El abordaje terapéutico en estos casos es también variable, dependiendo del estado de la paciente en el momento de la consulta. En concreto, las posibilidades oscilan entre la rehabilitación funcional exclusiva de las estructuras musculares que constituyen el suelo de la pelvis, hasta la cirugía transvaginal de corrección, una intervención habitualmente sencilla y de rápida recuperación.
"Los cuadros de incontinencia mixta pueden requerir estrategias terapéuticas combinadas que permitan modular los diferentes componentes de incontinencia presentes en cada caso particular. De este modo, la existencia de prolapsos pélvicos importantes puede hacer necesaria, además, una cirugía de reconstrucción pélvica previa al tratamiento de la incontinencia", ha zanjado.