MADRID, 3 (INFOSALUS)
Aunque lo más importante en el cuidado de los niños sea el sentido común, los pediatras pueden ayudarnos a tener en cuenta aspectos en los que los adultos podemos no reparar. La piel de los niños, por ejemplo, es un factor esencial cuando llega la hora del baño, pero también se pueden poner en práctica ciertos consejos para hacer el entorno más seguro a los menores.
Cuando se baña a un bebé o niño de tres o cuatro años, el primer y más importante paso es también el más simple, señala el pediatra Alan Rosenthal en la página web de la estadounidense Clínica Cleveland: "Si los padres emplean una buena dosis de sentido común y moderación, esa constituye la mejor medicina preventiva que puedo ofrecer".
CONSEJOS PARA BAÑAR A UN BEBÉ O NIÑO PEQUEÑO
Desde la web de la institución médica americana dirigida a la población general el pediatra sugiere cinco consejos más específicos para ayudar a bañar de forma segura a los peques:
1. Limita el acceso
Haz el baño inaccesible a los niños más pequeños. Instala un pestillo a la altura de un adulto para que el niño no pueda entrar cuando no estés alrededor supervisándolo. Asegúrate de que puedes abrir cualquier cerradura desde afuera, para que los niños no puedan quedarse encerrados dentro.
2. Prohíbe las burbujas
Evita utilizar un baño de espuma. Aunque pueda parecer una idea divertida, estos productos pueden ocasionar irritación en bebés y niños. "A menudo tenemos que descartar infecciones en el tracto urinario en niños que han tomado un baño de espuma porque vienen con síntomas de enrojecimiento y de estar quemados", señala el doctor Rosenthal.
"Por ello, los padres no deberían emplear los baños de espuma, en especial en niños que hayan tenido antecedentes de infecciones del tracto urinario, pero lo desaconsejamos en todos los niños".
3. No dejes el baño
No dejar el cuarto de baño ni un momento cuando los niños estén dentro de la bañera. Obviamente, los recién nacidos necesitan que los sujetes pero tampoco se debería dejar sólo a un bebé o niño, incluso aunque a los 3 o 4 años parezca independiente, relajado y seguro en el baño.
"Si tu niño está sentado y jugando tranquilo en el baño, es fácil pensar que puedes dejarle solo o sola. Pero los accidentes y los desastres suceden de forma muy rápida, nunca dejes a tu hijo sin supervisión, ni siquiera por 30 segundos", subraya el doctor Rosenthal.
4. Prueba con varios jabones hasta dar con el correcto
Experimenta con diferentes productos de baño. Algunos niños tienen la piel más sensible o seca, otros tienen eczema o diferentes alergias o se baña más o menos que otro niño de una familia distinta. Utiliza un periodo de ensayo y error para descubrir el jabón adecuado o la solución de limpieza que funciona mejor en tu hijo y no le causa ninguna irritación.
"Aquello que funciona con un niño podría ocasionar picores en otro. Así que empieza con formulas para bebé que suelen funcionar en la mayoría de los niños y parte de esa base", aconseja Rosenthal.
5. Elige con cuidado los juguetes para el baño
¿Debería tu hijo jugar con juguetes en la bañera? Está bien tener ciertos juguetes en el baño pero es bueno asegurarse de que son apropiados para su edad para limitar el riesgo de lesiones, apunta el pediatra.
Los marcadores lavables podrían estar bien para niños que son lo suficientemente mayores para mantenerlos fuera de sus bocas pero no utilices ningún juguete que pueda ser ingerido de alguna forma.
"Si tienes alguna duda con los juguetes, pregunta a tu pediatra y él o ella podrá determinar contigo la mejor solución para que la experiencia sea lo más segura posible", concluye Rosenthal.
UNA PROGRESIÓN ADECUADA PARA LOS NIÑOS
Cuando el niño alcance los 5 años, el doctor Rosenthal aconseja comenzar a darle más independencia e información sobre la privacidad al enseñarle que necesitan lavarse y secarse por sí mismos, así como vestirse ellos solos.
"Aún necesitas estar ahí para que sea seguro pero puedes estar a su alrededor desde cierta distancia. Los padres en realidad no deberían estar lavando, secando y vistiendo a un niño de cinco años. En algún punto, necesitas establecer límites saludables", concluye Rosenthal.