MADRID, 24 Mar. (EUROPA PRESS) -
Levantarse antes el domingo, mantener el horario de las cenas y comer legumbres, frutos secos, avena y productos ricos en vitamina C como, por ejemplo, naranjas o fresas, ayuda al organismo a adaptarse al cambio de hora que tendrá lugar este domingo.
Así lo ha asegurado el director médico del Grupo NC Salud, Carlos Fernández, quien, además, ha subrayado la importancia de ingerir por la tarde frutos ricos en magnesio (plátanos, nueces o avellanas) porque actúan de relajantes musculares y preparan al cuerpo para el momento de irse a dormir.
"Con esta serie de recomendaciones, que van orientadas a establecer unos hábitos horarios de alimentación y descanso, lograremos equilibrar la rutina organismo ante alteraciones externas, así como educar a nuestro sistema digestivo, que aprenderá a demandar nutrientes de forma equitativa y coordinada. Debemos acostarnos, además, en un estado de relajación mental que nos permita descansar adecuadamente, para lo que pueden ayudarnos las infusiones o los suplementos alimenticios naturales", ha explicado.
Y es que, tal y como ha recordado el especialista europeo en Medicina del Sueño, Eduard Estivill, el cambio de horario de verano se soporta "peor" que el del invierno, debido a que el cuerpo tiene menos dificultades a adaptarse a un día de 25 horas que a uno de 23. No obstante, este experto ha asegurado que las consecuencias de este cambio "no son tantas" como las que existen con otros problemas horarios que se producen normalmente.
"La gran mayoría de la población realiza cambios horarios mucho mayores a una hora durante los fines de semana, cambios bruscos a la hora de acostarnos o levantarnos. Y lo mismo sucede con nuestros horarios veraniegos, lo que conlleva muchas dificultades para dormir cuando nos reincorporamos al trabajo, en definitiva, los llamados 'jet lag de fin de semana' y 'jet lag de verano o vacacional'", ha argumentado el doctor Estivill.
NIÑOS, ANCIANOS Y PERSONAS CON DEMENCIA, LOS MÁS AFECTADOS
Ahora bien, a todas las personas no les afecta igual este cambio horario. En este sentido, el neurólogo especialista en Trastornos del Sueño del Instituto de Neurociencias Avanzadas de Madrid (INEAMAD) del Hospital Nuestra Señora del Rosario, Francisco Valenzuela, ha avisado de que los pacientes con demencias, así como los niños y ancianos, son los más afectados.
Y es que, mientras que en los adolescentes y en personas de hasta 50 años el periodo de adaptación al nuevo horario suele ser de entre 2 y 3 días, en estas personas puede durar hasta 10 días. Los síntomas característicos suelen se dificultad para conciliar el sueño, somnolencia excesiva diurna, fatiga, disminución diurna de la alerta de quejas somáticas, dificultad de concentración, disminución de la atención, irritabilidad y ansiedad.
Además, el responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Madrid y del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo, Juan Pareja, ha añadido al colectivo más afectado por los cambios horarios a los trabajadores por turnos. "En estos casos, el trabajador que está de noche debe exponerse a la mayor cantidad de luz posible cuando esté en su jornada laboral nocturna para simular la luz del día y, cuando salga del trabajo, debe utilizar gafas de sol densas para simular la noche y preparar su domicilio lo más oscuros posible", ha aconsejado el experto.
Precisamente, de la importancia de saber manejar la luz se ha referido también el doctor Valenzuela, quien ha asegurado que, en la población general, exponerse a la luz durante las horas del día y tratar de evitar la iluminación brillante cuando haya oscuridad en la calle puede también ayudar a adelantar o retrasar el ciclo del sueño.
"Hay que realizar un ajuste paulatino de, aproximadamente, 15 minutos al día durante los 4 días previos al cambio horario para que éste sea imperceptible. No obstante, no hay que obsesionarse con los leves trastornos que pueden producirse durante los primeros días, por eso el cambio escalonado es la mejor alternativa", ha zanjado el doctor Estivill.