MADRID, 14 Sep. (EUROPA PRESS) -
En los últimos años han aumentado las complicaciones psiquiátricas en los pacientes con VIH, tanto por la acción del virus sobre el sistema nervioso central como por la cronicidad que han conseguido los últimos tratamientos antirretrovirales o el estigma social que rodea la enfermedad.
Así lo asegura el Grupo de estudios del sida (Gesida) de la Sociedad Española de Inmunología y Microbiología Clínica (SEIMC), que junto con el Plan Nacional sobre el Sida y la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) han elaborado el primero documento de consenso para el abordaje diferenciado de las alteraciones psiquiátricas y psicológicas de los pacientes con VIH.
"Su repercusión en pacientes con VIH requiere de un estudio particularizado y de una colaboración muy estrecha con psiquiatras y psicólogos debido a su complejidad y a la necesidad de una actualización continuada", han explicado los autores del documento.
Gesida recuerda que en sujetos con trastornos mentales existen con más frecuencia conductas que facilitan el contagio, que tienen que ver principalmente con la impulsividad de estos pacientes y el frecuente abuso de sustancias asociado como comorbilidad.
Asimismo, el aumento de la complejidad de los tratamientos antirretrovirales, sus efectos secundarios psiquiátricos y sus interacciones con psicofármacos hacen que el psiquiatra deba "estar muy informado sobre la infección por VIH y trabaje de forma muy cercana al infectólogo", añaden los autores.
INFRADIAGNÓSTICO EN ESTA POBLACIÓN MÁS VULNERABLE
De hecho, aseguran que se trata de una población muy vulnerable, en la que parece existir un infradiagnóstico. Además, la falta de conciencia de enfermedad hace que la adherencia a los tratamientos psiquiátricos sea baja, lo que viene a complicarse con la indicación del tratamiento antirretroviral.
"Algunos de estos pacientes están en situación de precariedad social y económica y pertenecen a poblaciones vulnerables. Por estos motivos, la atención tiene que ser multidisciplinar, implicando a especialistas de salud mental, infectólogos y a distintos servicios de apoyo. Además es fundamental la existencia una relación adecuada entre el paciente, la familia y el equipo asistencial", han destacado.
Por todo ello, el documento de consenso empieza analizando los diferentes contextos de actuación en la atención a los pacientes VIH con estas alternaciones psicológicas y psiquiátricas, e insisten en la importancia de la detección y el tratamiento precoz de estos trastornos psiquiátricos y psicológicos.
REACCIONES NORMALES CUANDO SE PRODUCE LA INFECCIÓN
Del mismo modo, los autores también han identificado las reacciones psicológicas normales en los pacientes a los que se les comunica la infección por VIH, entre las que destacan una sensación de catastrofismo, auto-reproche, confusión, depresión, rabia, rebeldía, miedo al rechazo y negación son algunas de las reacciones más frecuentes.
Asimismo, el aislamiento personal o la percepción de falta de soporte social, a mediano o largo plazo, pueden provocar estados de depresión crónica, muy prevalente entre las personas con VIH si se la compara con la población general.
La creencia de la dificultad de conseguir y mantener una pareja estable que sea comprensiva y acepte su seropositividad se hace presente en un primer momento del diagnóstico de la infección por el VIH. A esto se añade el no saber cómo ni en qué momento comunicar su estado serológico a las potenciales parejas estables.
En estos casos, los autores recomiendan que en la atención al paciente recién diagnosticado con el VIH se incluya la atención psicológica, "en la que los principios fundamentales sean la escucha y apoyo, la confidencialidad, la psicoeducación, la coordinación y adaptación en los distintos contextos asistenciales".
El documento también repasa los diferentes síndromes psicopatológicos que pueden darse en pacientes con VIH, dividiéndolos en trastornos adaptativos, del estado de ánimo, de ansiedad, de personalidad, psicóticos, alteraciones de las funciones fisiológicas y las manifestaciones neuropsiquiátricas.
Y en cuanto al efecto del VIH o de los trastornos y fármacos asociados a la infección en el sistema nervioso, Gesida recuerdan que puede dar lugar a síndromes que requieren la atención del psiquiatra, como el síndrome confusional o la agitación y/o conducta violenta. En estos casos, el consenso recomienda buscar la etiología del trastorno neuropsiquiátrico antes de usar psicofármacos en los pacientes VIH.