OVIEDO 22 Feb. (EUROPA PRESS) -
La incidencia de la gripe en Asturias, en el período de vigilancia correspondiente a la semana del 11 al 17 de febrero, se situó en 207,4 casos por 100.000 habitantes, lo que supone que la incidencia clínica de la enfermedad ha caído un 40 por ciento. Del total de los casos, solo un 4,1% estaba vacunado.
Por grupos de edad, el descenso en la transmisión de la enfermedad ha sido más acusado en la población infantil, principalmente en menores de 14 años, mientras que la incidencia continúa estable en edades adultas, según indican desde el Gobierno del Principado, añadiendo que la actividad gripal se sigue asociando a una circulación mayoritaria de virus de la gripe B.
En España, la actividad gripal se mantiene en niveles epidémicos y con tendencia creciente, característica de haber iniciado la epidemia unas semanas después que Asturias. No obstante, la red de médicos centinela considera que en el conjunto del país podría estar cerca del pico de máxima incidencia gripal de esta temporada, a partir del cual comenzaría a descender.
La gripe está siendo leve y remite de forma natural en la mayoría de los pacientes, sin necesidad de medicinas o asistencia médica. Los síntomas más habituales son fiebre, tos y malestar general; aunque la enfermedad también puede provocar dolor de cabeza y de garganta, secreción nasal, estornudos, lagrimeo o dolores musculares y sensación de cansancio, lo que hace aconsejable el reposo. No se han registrado complicaciones, ni derivaciones al hospital.
En la mayor parte de los casos, la gripe se cura con las medidas habituales: beber abundantes líquidos como agua o zumos; utilizar los antitérmicos y analgésicos habituales, como el paracetamol; y seguir las recomendaciones de los profesionales sanitarios.
Si se contrae la enfermedad, lo mejor es permanecer en casa mientras duren los síntomas, evitar el contacto muy cercano con otras personas y no compartir objetos personales que hayan podido estar en contacto con saliva o secreciones, con el fin de evitar el contagio a otras personas.
Frente a la circulación de los virus lo más recomendable es seguir unas buenas prácticas de higiene. Estos hábitos ayudarán a disminuir la transmisión del virus y serán la acción más efectiva para la protección propia y hacia los demás.