MADRID, 5 Abr. (EUROPA PRESS) -
El cambio de estación trae consigo la astenia primaveral, una dolencia leve y transitoria que "no es una enfermedad médica ni debe tratarse con medicamentos, ni relacionarla con la depresión", ha afirmado el profesor de Psiquiatría y Psicología Médica de la Universidad de Alcalá (UAH), Guillermo Lahera.
"La astenia primaveral, igual que ocurre con el 'síndrome posvacacional', es transitoria y obedece a dificultades que tiene el ser humano para adaptarse a los cambios, así que deberíamos evitar utilizar medicamentos para solucionar una dolencia que no es un trastorno afectivo, no es una enfermedad y, desde luego, la medicación no va a generar mayor salud o más satisfacción para el paciente.
Como explica Lahera, "la astenia es una sensación subjetiva de cansancio, de fatiga y de menos motivación. Es transitoria, suele durar 1 o 3 semanas, y se produce al principio de la primavera porque los ritmos biológicos cambian y a algunas personas les cuesta más adaptarse a los cambios de luz, de temperatura y humedad en la transición del invierno y la primavera".
El profesor insiste en que relacionar astenia con depresión "es un grave error, y tratar la astenia como si fuera una enfermedad también lo es". Además añade que "la astenia es solo un síntoma, mientras que la depresión es un trastorno afectivo, del estado del ánimo, muy frecuente".
En torno al 10 por ciento de la población padece depresión. Los síntomas son de tipo afectivo como tristeza, desesperanza, anhedonia (incapacidad para tener placer con las actividades diarias), apatía; físicos como pérdida del apetito, pérdida de la función sexual o alteraciones del sueño; y cognitivos como dificultad para pensar, mantener la atención, la memoria, etc.. "Se trata de una enfermedad seria con una discapacidad asociada importante", añade Lahera.
TRASTORNOS AFECTIVOS Y ESTACIONALIDAD
Por este motivo, el experto indica que asociar depresión con primavera también es un error, aunque sí hay relación entre algunos trastornos afectivos y estacionalidad. "Hoy en día se disponen de datos científicos que confirman que hay un patrón estacional en los patrones afectivos. La primavera está relacionada con el trastorno bipolar, ya que es en esta estación cuando se produce un repunte de los estados de manía en los enfermos que padecen este trastorno, igual que ocurre en el otoño".
La incidencia de la depresión, en cambio, aumenta en invierno, comenta el profesor Lahera, "tal es así que hay un tipo específico de depresión, el trastorno afectivo estacional, que ha sido aceptado por el DSM 5, que recoge la clasificación de las enfermedades psiquiátricas que asocia depresión e invierno".
Por último, el experto resalta que "tener astenia primaveral no indica mayor vulnerabilidad a los trastornos afectivos"; y aconseja una dieta variada (los complementos vitamínicos se pueden obviar si la dieta es rica en frutas y verduras), hacer ejercicio al aire libre (que proporciona contacto con la luz solar), y una vida con horarios estructurados y rica en relaciones para prevenir y paliar sus efectos.