Arañas vasculares o varices, ¿cuándo tratarlas? ¿qué tratamientos hay?

Archivo - Varices en la piernas.
Archivo - Varices en la piernas. - WACHIRA AEKWIRAPHONG - Archivo
Publicado: viernes, 4 marzo 2022 11:10

   MADRID, 4 Mar. (EUROPA PRESS) -

   Con la llegada del sol y del calor, tanto las varices como las arañas vasculares (telangiectasias), empeoran, y, como señala el doctor Antonio Pérez-Piqueras, especialista en Angiología y cirugía Vascular del Instituto de Dermatología Integral, es una patología que no se debe dejar avanzar.

   "A mayor grado, más invasivo será el tratamiento y más tiempo tardará el paciente a reincorporarse a su vida normal", advierte. Ambas patologías son síntomas de una enfermedad conocida como Insuficiencia Venosa Crónica (ICV), por la cual venas de las extremidades inferiores se dilatan y las válvulas de su interior no funcionan correctamente, de forma que no pueden devolver correctamente la sangre sin oxígeno a los pulmones.

   Hasta un tercio de la población padece ICV en diferentes grados. Sin embargo, en muchos casos no están tratadas porque en un primer momento solo se manifiestan estéticamente o son diagnosticadas o tratadas ya en grados más avanzados, cuando el paciente nota pesadez de piernas, hormigueo, picor y dolor.

   En los casos más avanzados, la insuficiencia venosa crónica que no se trata puede derivar en patologías más graves, como la trombosis o las úlceras. Así podemos clasificar la ICV en dos grupos de pacientes. El primero es aquel en los que la enfermedad solo representa un problema estético, con la aparición de venas reticulares, varículas o telangiectasias (Clase 1 CEAP). En el segundo grupo, el problema es médico y engloba a pacientes con varices tronculares, edemas, sintomatología, lesiones en la piel y úlceras (Clases 2, 3, 4, 5 y 6 CEAP).

   Lo principal es hacer un diagnóstico para determinar el estado en que se encuentra la enfermedad. "Para lograr el diagnóstico nos basamos en los antecedentes (familiares, embarazos, profesión, etc.), la historia clínica, preguntando por la presencia o no de sintomatología y la exploración física, prestando atención a la coloración de la piel o la existencia de úlceras" apunta Pérez Piqueras.

   La prueba determinante es el Eco Doppler Venoso, una prueba no invasiva que permite valorar el diámetro de las venas, así como la función valvular, localizando de forma concreta los ejes venosos que deben ser tratados, para poder personalizar el tratamiento en función a cada paciente. Afortunadamente, continua el doctor, "los avances en el tratamiento de esta enfermedad han sido importantes y muchos pacientes pueden ser tratados de manera poco invasiva y de forma ambulatoria".

¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO MÁS IDÓNEO?

   El tratamiento va a depender de los antecedentes médicos del paciente y del territorio venoso afectado, debiendo el profesional indicar uno u otro a cada paciente. Por tanto, no existe un único tratamiento para todo tipo de IVC. Por un lado para pacientes con IVC Clase 1 CEAP, el tratamiento está encaminado a eliminar las venas reticulares, varículas o telangiectasias.

   Hay dos formas eficaces de eliminarlas, por un lado la utilización de productos químicos que, en forma líquida o asociados a O2 (espumas), se introducen dentro del capilar logrando cerrar la luz de este; pero cuando el capilar es tan fino que la aguja no logra penetrar en su luz se recomienda utilizar Láser, que actúa aplicando una fuente de energía que cierra el capilar.

   En pacientes con IVC Clase2 en adelante se recomienda la eliminación en el quirófano de los troncos venosos malfuncionantes. Dependiendo de cuales sean los afectados se necesitará uno u otro. Este grupo engloba cirugías más invasivas, como la safenectomía, que necesita anestesia raquídea u otras menos agresivas, como la cirugía CHIVA que se basa en el estudio Eco Doppler y que se puede realizar de forma ambulatoria, con anestesia local.

   También esta el tratamiento térmico que consiste en introducir un catéter dentro de la vena enferma y, a través del mismo, una fuente de energía en forma de calor (endolaser o radiofrecuencia) o frío (crioterapia) que provoque el cierre de la vena enferma. Este tipo de tratamientos se pueden hacer con anestesia local y de forma ambulatoria.

   Y finalmente el químico, que es una técnica es muy similar a la anterior, pero en lugar de la utilización de una fuente térmica, el sellado se realiza mediante la introducción de "espuma" o pegamento biodegradable. Es la técnica menos agresiva de todas y la que permite la incorporación a la actividad en el menor tiempo, realizándose, también, de forma ambulatoria y con anestesia local.