MADRID, 15 Oct. (EUROPA PRESS) -
Las personas que presentan un síndrome de apnea del sueño severo, que ocasiona una mala oxigenación nocturna, así como aquellas que consumen drogas vasoconstrictoras como la cocaína, tienen un mayor riesgo de sufrir un infarto cerebral o ictus, según el jefe del Servicio de Neurología del Instituto de Neurociencias Avanzadas de Madrid (INEAMAD) del Hospital Nuestra Señora del Rosario, Buenaventura Anciones.
Asimismo, añade que entre las causas más raras, pero no infrecuentes en la población adulta de mediana edad, está la manipulación inadecuada del cuello, que puede generar la rotura o la disección de la pared de las arterias.
Por otro lado, ha añadido que "también hay que tener en cuenta que el empleo de determinados fármacos hormonales, como los anticonceptivos y la terapia hormonal sustitutiva, se convierte en factor de riesgo en aquellas personas que presenten una alteración genética de la coagulación que les haga propensos a formar trombos".
Anciones ha explicado que un ictus puede tratarse de un infarto cerebral, también conocido como ictus isquémico; de la obstrucción de un vaso sanguíneo; o de una hemorragia cerebral debida a la rotura de un vaso sanguíneo.
Así, los vasos sanguíneos que se cierran en el cerebro son, por lo general, arterias que se pueden obstruir por varias causas. "Puede ocurrir que la arteria que se obstruya sea del propio cerebro, porque esté ya deteriorada debido a un problema crónico de hipertensión, colesterol, diabetes o tabaquismo y acabe cerrándose". En otras ocasiones, explica, "se forma un trombo en otra parte del sistema circulatorio que acaba por desprenderse y viajar a distancia para acabar obstruyendo una arteria del cerebro previamente sana".
En base a estos diferentes motivos que pueden desembocar en un ictus isquémico, se establecen las medidas de prevención para evitar su aparición o su repetición. "Empleamos medicamentos para tratar la hipertensión arterial, la diabetes, reducir las cifras de colesterol y recomendamos evitar el consumo de tabaco y alcohol para que las paredes del aparato circulatorio no sufran un deterioro que conduzca a su obstrucción", continúa este especialista, quien añade que "las posibilidades se reducen con ejercicio físico, una dieta saludable y evitando la obesidad y el sedentarismo".
Además, se pautan tratamientos antiagregantes, según ha informado, para evitar la agregación de las plaquetas en forma de trombos en aquellos pacientes que hayan sufrido un ictus isquémico por mecanismos ateroescleróticos.
En el caso de los individuos que son portadores de válvulas mecánicas por haber sido intervenidos del corazón o de los ictus debidos a embolias desde el corazón, generalmente secundarios a una fibrilación auricular, la arritmia más frecuente en este contexto, el tipo de medicación preventiva prescrita son los anticoagulantes, que evitan la formación de coágulos en las cámaras del corazón.