Los autores, que recalcan que la población inmigrante es poco frecuentadora, piden reflexionar sobre la saturación de la sanidad
SEVILLA, 26 Jul. (EUROPA PRESS) -
El 25 por ciento de los usuarios de la sanidad pública andaluza que utilizan las urgencias hospitalarias son "altos frecuentadores" de estos servicios, según revela un estudio publicado por la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Andalucía (AETSA), en el que se advierte también que, "en la mayoría de estos casos", el uso que se hace de los mismos es "probablemente inapropiado".
Este trabajo, al que ha tenido acceso Europa Press, apunta entre sus principales conclusiones a que el perfil de los usuarios con una alta frecuentación de las urgencias se corresponde "con el de personas mayores de 50 años, fundamentalmente mayores de 65, jubilados y amos/as de casa", además de que suelen tener un nivel de estudios y de ingresos inferiores a la media.
En cuanto al motivo de salud por el que visitan tanto los servicios de urgencias hospitalarias como los centros de salud de atención primaria "suele perdurar en el tiempo", de ahí que "suelen acudir siempre por un mismo problema de salud que se mantiene en el tiempo".
Los autores de este estudio, José Antonio Sánchez Medina y David Alarcón, de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), y Francisco Murillo e Ignacio Pérez Torres, del Servicio Andaluz de Salud (SAS), comenzaron el mismo identificando las distintas tipologías de usuarios. Así, diferenciaron entre aquellos usuarios que acuden de modo muy puntual, hasta los usuarios de altísima frecuentación tanto a las urgencias hospitalarias como en los centros de salud.
Entre los que acuden puntualmente o de modo esporádico, los investigadores coinciden en que, en principio, están realizando "un uso apropiado o prudente" de las urgencias hospitalarias, siendo su perfil el de jóvenes, estudiantes y con niveles de estudios superiores a la media. En este apartado, resaltan igualmente como significativo el que "la inmensa mayoría de los inmigrantes", independientemente de su procedencia, se ubican "dentro de los poco frecuentadores", a diferencia de lo que en principio podría pensarse.
No obstante, y pese a subrayar que la mayoría de los usuarios, alrededor del 75 por ciento del total, hace un uso poco responsable de los recursos de urgencia hospitalarios, advierten de que ese 25 por ciento restante "son usuarios con una alta frecuentación". De éstos últimos, agregan un 5 por ciento son de una "altísima frecuentación".
De hecho, precisan en su trabajo que la alta frecuentación hace referencia a un número de visitas que puede oscilar entre dos y tres al mes, mientras que la altísima frecuentación implica un uso de las urgencias de varias veces por semana, por lo que, a la luz de estos datos, una "merecida reflexión sobre la saturación de las urgencias hospitalarias". Así, alertan de que ese 5 por ciento de personas con una altísima frecuentación puede llegar a acudir a las urgencias hospitalarias entre 30 y 70 veces al año.
"Estos usuarios son pocos en términos poblacionales, pero muchos en términos de actos médicos en los servicios de urgencias", argumentan estos autores, que ponen de relieve que "si a este 5 por ciento le añadimos el 20 por ciento de los usuarios con alta frecuentación (entre 12 y 30 visitas anuales), las tasas de uso se incrementan enormemente".
Existe pues, prosiguen, "una tipología de usuarios no mayoritaria (25%), pero que genera un altísimo grado de uso de los servicios de urgencias hospitalarias en la mayoría de los casos probablemente inapropiado". Además, inciden en que los que hacen un uso excesivo de las urgencias hospitalarias "no se producen a costa del uso de los servicios de atención primaria", ya que, "también son grandes frecuentadores de los centros de salud".
Como contrapartida, los usuarios que hacen un uso poco frecuente de las urgencias también visitan con escasa frecuencia la atención primaria.
MOTIVACIONES
Respecto a los motivos que llevan a los usuarios a acudir a estos servicios, el estudio recogido por Europa Press revela que la motivación de uso está ligada "a la alta valoración por parte de los usuarios de la calidad de los servicios", la cual está vinculada a su vez "a unos elevados niveles de confianza en los tratamientos y diagnósticos elaborados".
De modo complementario, continúan los investigadores, está la facilidad que aportan las urgencias hospitalarias para que el usuario pueda acceder a los recursos de la medicina especializada que, de otro modo --a través de la derivación por parte del médico de cabecera-- "es más lenta y dificultosa".
Aún con todo, estas motivaciones se ven matizadas cuando se asocia a otras variables de orden psicosocial, como la distancia del domicilio al servicio de urgencias, el tipo de ocupación, el nivel de ingresos o la edad, "que juegan un papel relevante en estos procesos decisorios".
Así, es muy relevante que cuando el usuario vive próximo al centro de salud lo que más pesa en la decisión de acudir al servicio es su percepción sobre su estado, más allá de que valore a los servicios prestaciones de alta calidad. En cambio, los usuarios que tienen que desplazarse una gran distancia toman la decisión de acudir más sobre la base de su valoración de la calidad de los diagnósticos y tratamientos y de los recursos tecnológicos a los que pueden acceder.
"Cabe reflexionar sobre el hecho de que los servicios de urgencias son percibidos por los usuarios como de alta calidad y eficiencia en el tratamiento de sus problemas de salud, lo que parece actuar como factor atrayente", agregan.
Sea como fuere, y más allá de este dato, los investigadores de este estudio concluyen que un porcentaje pequeño de usuarios, aunque estimable, acude de modo sistemático a las urgencias en busca de un tipo de atención, que a juicio de los autores, "posiblemente podría ser prestado en otro tipo de servicios".