MADRID, 19 Feb. (EUROPA PRESS) -
La mayoría de los pacientes con alergias presentan síntomas en enero y febrero, ya que en estos meses se alcanzan los niveles más altos de polinización de algunas plantas, según ha señalado la alergóloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, Ana Novalbos Wischer.
Aunque las alergias al polen suelen asociarse a la primavera, existen plantas que polinizan durante el invierno, como cipreses, arizónicas, enebros y sabinas, que lo hacen en invierno. Los niveles de polen de estas especies se han multiplicado en los últimos años debido a que son utilizadas en la jardinería ornamental.
"Los últimos 20 años, el volumen de polen por metro cúbico de ciprés se ha multiplicado, llegando a 1.000 granos de polen por metro cúbico de aire, cuando la cantidad media hace 20 años era de 50 granos por metro cúbico", ha destacado la experta.
Novalbos también ha asegurado que la contaminación de las ciudades incrementa la sensibilidad a los alérgenos, "los agentes contaminantes procedentes de vehículos y calefacciones aumenta la capacidad de los pólenes de producir síntomas de alergia. En algunas zonas, como Madrid, el número de alérgicos a arizónicas ha igualado al de alérgicos a pólenes típicos de primavera".
SÍNTOMAS, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO
Entre los síntomas principales de los afectados destacan la rinitis, estornudos, congestión nasal, moco líquido, conjuntivitis, prurito y enrojecimiento conjuntival, además de asma.
Por la época en que se producen, estos síntomas pueden confundirse con los de un catarro invernal, aunque tienen mayor duración. Por ellos, algunos pacientes acuden a consulta después de semanas de padecer los síntomas y de haber realizado tratamientos para el catarro que no han resultado eficaces.
El diagnóstico de una alergia se basa en una historia clínica compatible, pruebas cutáneas (prick test) con los reactivos específicos y puede añadirse un estudio en sangre para detectar Inmunoglobulina E (IgE) específica.
En cuanto al tratamiento, "puede incluir antihistamínicos orales, colirios, espráis nasales e inhaladores, si se ha desarrollado asma. El alergólogo debe valorar además la indicación de una vacuna específica, que es el único modo de modificar realmente el curso de la enfermedad", ha concluido la alergóloga.