MADRID, 16 Feb. (EUROPA PRESS) -
El alcohol puede dañar directamente las células del hígado. Pero ahora, investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, han encontrado evidencia de que el alcohol también es perjudicial para el hígado por una segunda razón: permite a las bacterias intestinales migrar hacia el órgano, promoviendo la enfermedad hepática inducida por el alcohol.
"El alcohol parece afectar a la capacidad del cuerpo para mantener los microbios bajo control --apunta el autor principal, Bernd Schnabl, profesor Gastroenterología en la Escuela de Medicina de la Universidad de California San Diego--. Cuando esas barreras se descomponen, bacterias que normalmente no colonizan el hígado terminan allí y ahora hemos encontrado que esta migración bacteriana promueve la hepatopatía alcohólica. Estrategias para restaurar las defensas del organismo pueden ayudarnos a tratar la enfermedad"
Schnabl y su equipo, que realizaron su estudio en ratones y en muestras de laboratorio, encontraron previamente que el consumo crónico de alcohol se asocia con niveles más bajos de lectinas intestinales REG3G, que son antimicrobianos de origen natural, tal y como se detalla en un artículo sobre su nueva investigación publicado este miércoles en 'Cell Host & Microbe'.
En su estudio actual, los investigadores descubrieron que la deficiencia de REG3G promueve la progresión de la enfermedad hepática inducida por el alcohol. Los ratones modificados genéticamente para carecer de REG3G y alimentados con alcohol durante ocho semanas eran más susceptibles a la migración bacteriana del intestino al hígado que los ratones normales que recibieron la misma cantidad de alcohol, además de que desarrollaron la enfermedad hepática alcohólica más grave que los ratones normales.
Para encontrar métodos para detener la ola de microbios que dañan el hígado, Schnabl y equipo trataron experimentalmente impulsaron copias del gen REG3G en líneas celulares de revestimiento intestinal cultivadas en el laboratorio y vieron que más REG3G reduce el crecimiento bacteriano. Del mismo modo, la restauración de REG3G en ratones les protegía de la enfermedad del hígado graso inducido por el alcohol, un trastorno que precede a la cirrosis en fase terminal.
Pequeñas muestras de intestino humano confirmaron algunos de los hallazgos del equipo en ratones. No sólo los pacientes con dependencia del alcohol tienen niveles más bajos de REG3G que las personas sanas, sino que también presentan más bacterias que crecen allí. La cirrosis hepática o enfermedad hepática en fase terminal, es la décima causa de muerte en Estados Unidos y, aproximadamente, la mitad de estas muertes están relacionadas con el consumo de alcohol.