MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
Perder una sola cita de oftalmología durante un período de dos años se asoció con una disminución de la agudeza visual en pacientes con degeneración macular, una de las principales causas de pérdida permanente de la visión en los ancianos, según un nuevo estudio de Penn Medicine.
Los hallazgos, publicados en la revista 'JAMA Ophthalmology', sugieren que se debe prestar más atención para garantizar el cumplimiento de la visita para esta población de pacientes.
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) ocurre cuando se acumulan restos en la porción central de la retina, llamada mácula, lo que hace que pierda su función, lo que conduce a una visión gradual ondulada o borrosa. Hay dos tipos: seco, que es más común y menos grave, y húmedo, que es menos común pero mucho más grave. Es la principal causa de pérdida de visión permanente en personas mayores de 50 años.
Si bien no existe una cura para la DMAE húmeda, la visión se puede mantener y, a menudo, mejorar con medicamentos anti-VEGF (factor de crecimiento endotelial anti-vascular intravítreo), que un oftalmólogo debe inyectar en el ojo. Sin embargo, este tratamiento conlleva una carga importante para el paciente, que exige visitas frecuentes, a veces mensuales, al oculista.
"La investigación de otras enfermedades ha demostrado la importancia de cumplir con las citas. Por ejemplo, en pacientes con VIH, los estudios han encontrado que asistir a las citas se ha relacionado con tasas de mortalidad más bajas y cargas virales reducidas. Pero a diferencia de los pacientes con VIH, la terapia anti-VEGF solo puede ser administrada por un oftalmólogo, lo que hace que la adherencia a las visitas sea aún más crítica para estos pacientes", advierte Brian VanderBeek, profesor de Oftalmología en la Perelman School de la Universidad de Pennsylvania de Medicina.
VanderBeek y un equipo de investigación analizaron los datos del ensayo clínico aleatorizado 'Comparación de líenas de tratamiento de degeneración macular relacionada con la edad' (CATT). El conjunto de datos incluyó a 1.178 pacientes reclutados de 44 centros clínicos en los Estados Unidos.
Durante el ensayo clínico de dos años, un oftalmólogo requirió que los pacientes visitaran, pero no necesariamente fueran tratados con inyecciones, una vez cada cuatro semanas, totalizando 26 visitas. El equipo de investigación diseñó cuatro métricas diferentes para evaluar qué tan bien o mal se adhirieron los pacientes a sus visitas, que incluyen: número total de visitas perdidas, número promedio de días entre visitas, mayor duración entre visitas y constancia de la visita (el total de períodos de 3 meses con al menos una visita asistida). Esas métricas se compararon con los resultados de los pacientes en sus pruebas de visión finales.
Para las cuatro métricas, los pacientes que mejor se adhirieron a sus visitas programadas tuvieron mejores resultados visuales. De hecho, cada visita perdida se asoció con una disminución promedio de la puntuación de la agudeza visual de 0,7. En comparación con los que asistieron a todas sus visitas, los que promediaron entre 36 y 60 días entre visitas perdieron 6.1 letras, y los que pasaron más de 60 días entre visitas perdieron 12,5 letras.
Desde que comenzó el tratamiento anti-VEGF para la DMAE en 2006, ha habido mucha discusión en la comunidad médica sobre el número de inyecciones anti-VEGF que son apropiadas para administrar a un paciente. Sin embargo, cuando los investigadores de Penn Medicine controlaron la cantidad de inyecciones, descubrieron que la adherencia a las visitas todavía estaba asociada con resultados visuales, independientemente de cuántos tratamientos recibiera alguien.
"Es importante replantear cómo pensamos sobre esto. Preocupémonos menos por predecir un número específico de inyecciones que un paciente necesita y más por llevarlas al consultorio del médico", apunta VanderBeek.