MADRID, 1 Nov. (INFOSALUS) -
Desde la educación es posible proporcionar recursos, orientaciones y estrategias prácticas y cercanas para que padres, madres y educadores puedan dar un enfoque más natural a la muerte al abordarla con los menores.
Según explica a Infosalus Pablo Rodríguez, profesor de Pedagogía y uno de los autores de 'Educar y vivir teniendo en cuenta la muerte' (Pirámide, 2015), educadores, padres y madres deben reflexionar sobre su propia idea de la muerte y la vida, ya que a nuestros hijos les llegará nuestra propia visión y, si se integra la muerte como realidad que puede orientar nuestra forma de vivir, ayudará a educar mejores personas en las próximas generaciones.
"Existen estrategias, actividades y prácticas para abordar el tema de la muerte, pero todo tiene que partir de nuestra propia formación como educadores, padres o madres. De no ser así sería algo superficial y poco natural", comenta el autor, que añade que en el contexto educativo los temas más emocionales quedan relegados por los contenidos técnicos.
En este sentido, Rodríguez resalta que, al trabajar nuestros propios miedos o temores, seremos más capaces de transmitir a nuestros hijos y alumnos una concepción de la muerte más humana.
En situaciones de pérdida de algún ser querido en el entorno familiar, la principal orientación a los padres es que no hay que hacer nada especial, más allá de evitar los errores más comunes, como ocultar, engañar o tergiversar la idea de la muerte.
"Si les decimos a los niños que al morir nuestros seres queridos van al cielo, se da una idea de la muerte que los niños pueden malinterpretar, como le sucedió a una amiga, que dijo a su hijo pequeño que el abuelo se había ido al cielo y meses después el niño se emocionaba ante un viaje en avión porque decía que iba a verle", apunta Rodríguez.
De alguna forma, los autores consideran que tergiversar o mentir sobre la muerte supone una forma de protegernos a nosotros mismos. "Es clave revisar nuestro concepto de la muerte y lo que podemos transmitir a nuestros hijos", señala el autor, "la muerte está presente en todas las esferas de la vida y no hay necesidad de que haya una pérdida en la familia para hablar sobre ella".
7 CLAVES PARA UN ENFOQUE EDUCATIVO
Algunos de los puntos que Pablo Rodríguez, orientador de la Fundación Prodis y profesor de Pedagogía de la Universidad Alfonso X el Sabio de la Comunidad de Madrid, indica que deberían tener en cuenta los padres al tratar el tema de la muerte con sus hijos son:
1. Ser ejemplares: no podemos ocultar nuestras emociones y sentimientos a los niños sino que tenemos que fomentar un espacio de comunicación y recuperar estos espacios para que los niños puedan comunicarse sin miedo a ser enjuiciados.
2. Hay que estar atentos a lo que nos dicen y expresan los niños y responder con naturalidad a sus inquietudes. Este espacio de comunicación emocional en las familias va a conseguir que tratar el tema de la muerte sea mucho más sencillo.
3. Transmitimos lo que sentimos y no lo que decimos: si padres y educadores no tenemos un concepto de la vida y la muerte más consciente y desarrollado, no nos sirven las estrategias educativas porque se transmite mucho más lo que nos hacen sentir estas cuestiones que lo que les decimos.
4. El niño no nace con miedo a la muerte, incluso la integra en sus juegos, es después la cultura y la educación la que puede fomentar el tabú y el miedo. "Tendríamos que plantearnos qué estamos haciendo en este sentido desde el ámbito educativo", comenta Rodríguez.
5. No es recomendable sacar el tema de forma violenta y dar una respuesta prototípica. "Es mejor respetar sus ideas sobre la muerte y acompañarles en su construcción de la idea de la muerte, exista o no una creencia religiosa detrás", señala el autor.
6. Reflexionar sobre la muerte nos puede ayudar a ser más conscientes de nuestra condición de seres vivos y nos ayuda a ser mejores personas y más solidarios.
7. La educación tiene que ver con la reflexión y lo cuestionable de la realidad, por ello hay que respetar la visión personal que el niño pueda ir desarrollando. En el adolescente hay que tener en cuenta que se produce una búsqueda de la identidad muy fuerte, se vive un distanciamiento del tema de la muerte pero también se presenta un sentido utópico de la vida que lleva a plantear la posibilidad de construir un mundo mejor, en este sentido hay que aprovechar la oportunidad de reflexionar sobre la muerte y los dilemas que nos plantea.