MADRID 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
El 94 por ciento de los cardiólogos consideran que los pacientes de fibrilación auricular no valvular (FANV) podrían estar experimentando un retraso en el diagnóstico, según ha mostrado un estudio realizado por Daiichi Sankyo y la Heart Rhythm Society, con motivo de la celebración, este martes, del Día Nacional del Paciente Anticoagulado.
Y es que, el 20 por ciento de los pacientes de fibrilación auricular (FA) no experimentan ningún tipo de síntoma y el ictus agudo se convierte con frecuencia en la primera manifestación de la enfermedad. Además, la segunda causa de diagnóstico tardío, según los resultados de la encuesta, se debe a la confusión que se genera en Atención Primaria entre los diferentes tipos de FANV (46%), a pesar de que, según un 73 por ciento de los entrevistados, los médicos de cabecera tienen conocimientos suficientes de la FANV.
Por último, esta situación de retraso diagnóstico también se debe al escaso conocimiento que existe entre la población general sobre la FANV, según el 30 por ciento de los encuestados.
De acuerdo a los resultados del estudio, los especialistas que suelen diagnosticar FANV son los cardiólogos (en un 44,1% de los casos), seguidos de los médicos de cabecera (31,2%) y de otros especialistas (24,8). Por ello, el 90 por ciento defiende la necesidad de una mayor coordinación de los agentes implicados en el tratamiento de FANV. En este sentido, más de un 60 por ciento piensa que aún queda mucho recorrido para que esta coordinación sea la adecuada.
DIAGNÓSTICO TEMPRANO PARA AHORRAR FUTUROS COSTES
La fibrilación auricular es el tipo de desorden del ritmo cardiaco más frecuente y está asociada con una importante morbilidad y mortalidad. En España, más de un millón (1.025.846) de personas de más de 40 años padecen esta patología.
Además, los pacientes de fibrilación auricular tienen un riesgo 5 veces mayor de padecer un ictus que la población general y estos son casi 2 veces más mortales que los que padecen las personas que no tienen esta enfermedad.
Los costes sanitarios atribuidos a esta enfermedad en España se estiman en un total de 1.545 millones de euros al año, que se desglosan principalmente en la hospitalización (52%), medicación (23%), consultas(9%) y días de baja médica (6%).
Ahora bien, al infradiagnóstico que experimentan las personas que padecen esta enfermedad se suma la ausencia de tratamiento debido, en muchas ocasiones, a la falta de una medicación adaptada a las características del paciente.
En concreto, según los encuestados, 2 de cada 10 personas con FANV diagnosticada no están siendo tratados con terapia anticoagulante. De estos, casi un 30 por ciento tienen un nivel de riesgo de accidente cerebrovascular que justifica el tratamiento con anticoagulantes orales, en base a las directrices de tratamiento actuales.
Además, los resultados demuestran que se debe trabajar en un manejo individualizado de esta enfermedad. Las causas más comunes por las que el paciente no recibe tratamiento anticoagulante son el riesgo de sangrado (64%), el rechazo del paciente (63%), u otro tipo de contraindicaciones (48%)6. Por ello, el 85 por ciento de los cardiólogos españoles defiende la importancia de adaptar la medicación a las particularidades y comorbilidades de cada paciente, ya que "no existe un paciente tipo".
Finalmente, los datos del estudio también muestran que, a la hora de elegir una terapia anticoagulante para la prevención del ictus en pacientes con FANV, el factor que más se tiene en cuenta es el perfil de eficacia del medicamento.
Entre las principales medidas a tener en cuenta entre especialistas, médicos de AP y cuidadores, el 67 por ciento de los cardiólogos considera que se deben asegurar que la mediación se tome tal y como es prescrita, un 55 por ciento que se debe monitorizar los efectos adversos de la medicación tomada y un 54 por ciento considera que también es clave que todos los médicos que visita el paciente cuenten con información actualizada sobre la FANV.