MADRID 28 May. (EUROPA PRESS) -
El 80% de los pacientes atendidos por problemas de salud mental y un 91% de los pacientes atendidos en unidades de adicciones son fumadores, según datos de una encuesta realizada recientemente desde SOCIDROGALCOHOL, que entre sus conclusiones señala que la población con comorbilidad psiquiátrica consume más tabaco que la población general.
Con motivo el 31 de mayo del Día Mundial Sin Tabaco, SOCIDROGALCOHOL quiere recordar un año más que la adicción al tabaco sigue siendo un problema de salud pública que resta años y calidad de vida a las personas consumidoras.
En este sentido, recuerdan que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha infirmado de que en el mundo mueren al año 8 millones de personas como consecuencia del consumo de tabaco. Unos 780 millones de personas manifiestan abiertamente que quieren dejarlo. Sin embargo, solo un 30% tiene acceso a las herramientas necesarias para hacerlo.
Con la pandemia se ha planteado la necesidad de prohibir fumar también en terrazas. "Esto es una necesidad, no por el momento actual solamente, sino porque es una forma de proteger la salud de los trabajadores de la hostelería, por ejemplo, y de proteger a los menores", argumenta Francisco Pascual, presidente de Socidrogalcohol.
A su juicio, los espacios sin humo deberían extenderse, según recomendaciones de la OMS, a los propios hogares o incluso a los vehículos particulares. De hecho, en algunos países de Europa ya se ha legislado para prohibir fumar en los coches con menores de edad a bordo. "Todo esto implica un cambio de normas sociales y también implica la necesidad de desmontar mitos extendidos desde la industria tabacalera", señalan.
Por otro lado, el tratamiento de la adicción al tabaco debe estar garantizado, en línea a los derechos humanos fundamentales. Las personas con trastorno por uso de tabaco son atendidas principalmente en atención primaria, aunque un porcentaje también se atienden en la red de drogas o en salud mental por la presencia y coexistencia con los trastornos mentales.
Las personas que presentan comorbilidad psiquiátrica, es decir, presencia de un trastorno mental junto con una adicción, tienen mayores tasas de consumo de tabaco que la población general. Presentan también mayor gravedad psicopatológica y psicosocial, mayores tasas de recaídas, menor adherencia al tratamiento y mayor complejidad en el consumo, además de un mayor riesgo de suicidio y peores condiciones de salud física.
"Es importante que se desarrollen programas de tratamiento para esta población de alta vulnerabilidad que presentan consumos complejos por sus características psiquiátricas", reivindica el presidente de la sociedad.
Por otro lado, recuerda que el tratamiento farmacológico, ahora financiado por la seguridad social es un paso importante y relevante para la mejora de la atención de los pacientes, sin embargo, es importante no dejar de lado la multidisciplinariedad de los comportamientos adictivos.
"En la adicción al tabaco, como en cualquier otra adicción, es importante el trabajo psicológico para trabajar el origen de la adicción, el cambio de hábitos, el deseo de consumo, el craving (popularmente conocido como 'el mono'), etc.", argumenta Pascual.
"Cualquier adicción debe ser tratada de forma integral y atendiendo a las necesidades y características individuales de las personas, por eso vemos imprescindible que dentro del consumo de tabaco se ponga un especial énfasis en atender correctamente a las personas que presentan un trastorno mental", concluye.