MADRID, 31 May. (EUROPA PRESS) -
El 90 por ciento de pacientes con mieloma múltiple tratados con terapia celular logra "una respuesta muy satisfactoria", según los primeros resultados del ensayo clínico internacional con células CAR T (BB2121), en fase II, en el que participan los doctores Jesús San Miguel y Paula Rodríguez, de la Clínica Universidad de Navarra.
Esta investigación ha sido uno de los temas abordados este jueves en la jornada 'El mieloma en primera persona', impartida por profesionales y organizada en Bilbao por la Comunidad Española de Pacientes con Mieloma Múltiple (CEMMP). "Los nuevos fármacos han revolucionado el tratamiento y han duplicado o triplicado las tasa de respuesta y la supervivencia de estos pacientes", ha explicado la doctora del servicio de Hematología Clínica de la Universidad de Navarra (CUN), Paula Rodríguez Otero.
La investigación, prosigue, está "muy activa, con numerosos ensayos clínicos en marcha que evalúan nuevas combinaciones tanto en primera línea como en la recaída. Además, ha informado de que hay una variedad de fármacos nuevos y estrategias de inmunoterapia como las células CAR, que están siendo evaluadas.
Todos los nuevos fármacos se empiezan a evaluar inicialmente en pacientes en recaída y, una vez demuestran eficacia a ese nivel, se van avanzando en el esquema terapéutico. "En los últimos años, el tratamiento del mieloma múltiple en recaída ha sufrido un cambio radical. Se han aprobado al menos cinco fármacos nuevos que han mejorado las perspectivas de los pacientes, gracias a tratamientos muy eficaces y bien tolerados que logran mejorar de forma significativa la supervivencia", ha argumentado.
LA OPCIÓN DEL TRASPLANTE
Por su parte, el director médico de la Clínica Universitaria de Navarra (CUN), Jesús San Miguel, ha analizado la opción del trasplante en los pacientes con mieloma múltiple, recordando que hasta ahora sólo se consideraban candidatos los enfermos menores de 65 años, si bien el "buen estado general" hasta los 70-75 años ha hecho que el criterio principal para decidir si un paciente debe ser trasplantado es su estado general.
Según ha explicado este especialista, el paciente de nuevo diagnóstico candidato a trasplante recibe inicialmente un tratamiento de inducción, consistente en 4 ó 6 ciclos de una combinación que generalmente incluye un inhibidor de proteasoma, un inmunomodulador y dexametasona. En algunos casos el inmunomodulador se sustituye por ciclofosfamida.
Entre las novedades en esta patología, destacan los tratamientos ultrapersonalizados, así como el trasplante autólogo, que va precedido de la recogida de células madre, para lo cual el paciente recibe factores estimulantes que liberan dichas células de la médula ósea a la sangre periférica.
Una vez recogidas estas células, al paciente se le administran altas dosis de quimioterapia. A continuación, se administran las células madre que se habían recogido (y criopreservado) con el fin de acelerar la reconstitución del sistema hematológico e inmune. En el futuro, San Miguel ha destacado la necesidad de lograr negativizar la enfermedad mínima residual (EMR) porque se asocia con mayor supervivencia. Por ello, tras el trasplante se utilizan tratamientos de consolidación y mantenimiento.
"NO CURABLE, PERO SÍ TRATABLE"
Asimismo, el doctor del Servicio de Hematología del Hospital de Galdakao-Usansolo (Vizcaya), José Enrique de la Puerta, ha definido el mieloma como "una enfermedad no curable, aunque sí tratable", reconociendo que los cambios se producen cada vez con mayor velocidad y mostrando su esperanza en que en un plazo "no muy lejano" se pueda hablar ya de la curación, al menos para un porcentaje significativo de pacientes.
Dicho esto, el experto ha abordado las principales novedades relacionadas con el tratamiento de pacientes no candidatos a trasplante. "Hasta ahora, esta estrategia consistía en administrar una serie predeterminada de ciclos, que finalizaban independientemente de la respuesta alcanzada. Después se pasa a una fase de mantenimiento o de abstención terapéutica hasta la recaída o nueva progresión de la enfermedad, en cuyo momento se volvía a iniciar el tratamiento, frecuentemente con una línea terapéutica sucesiva", ha argumentado.
En el momento actual, el objetivo terapéutico es lograr la "máxima respuesta" posible desde el inicio, es decir, una enfermedad mínima residual negativa, y también negatividad para la enfermedad en los estudios de imagen.
El grupo de pacientes no candidatos a trasplante presenta una gran variabilidad en su fragilidad y, además, la mayor intensidad terapéutica para alcanzar este nuevo objetivo terapéutico obliga a individualizar el tratamiento, más si cabe, que en los pacientes más jóvenes candidatos al trasplante.
"La diferencia básica con los pacientes candidatos al trasplante es precisamente la no inclusión del autotrasplante entre las opciones terapéuticas. Adicionalmente, considerando la mayor fragilidad de los pacientes de más edad, las pautas terapéuticas suelen ser menos intensas. No obstante, se paga el precio de la menor eficacia, por lo que probablemente en un próximo futuro veremos una mayor intensidad terapéutica en los pacientes de este grupo que se encuentren más en forma, tal y como ha ocurrido con otras patologías hematológicas", ha zanjado De la Puerta.