MADRID 31 Jul. (EUROPA PRESS) -
El 80 por ciento profesionales de Farmacia Hospitalaria consideran que las herramientas tecnológicas que se emplean actualmente en ensayos clínicos no están suficientemente desarrolladas, si bien todos reconocen que el uso de este tipo de innovación sí puede mejorar la calidad de las investigaciones.
Así se desprende del informe 'Innovación en Farmacia Hospitalaria: Retos y Necesidades', elaborado por la compañía Lug Healthcare Technology, con la colaboración de responsables de este servicio en centros españoles públicos y privados, y que está basado en un análisis cuantitativo y cualitativo de la actividad desarrollada en el entorno de la Farmacia Hospitalaria, ha sido realizado .
Según datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), en el seno de la Unión Europea, España se sitúa en el tercer puesto, tras Alemania y Reino Unido, del ranking de países que más ensayos clínicos se realizan. De hecho, participa en el 30 por ciento de los estudios que se desarrollan a nivel europeo.
En este sentido, el trabajo ha puesto de manifiesto que el 70 por ciento de los profesionales afirma que la implantación de herramientas tecnológicas en su centro hospitalario aceleraría el proceso de investigación de los ensayos clínicos y, por ende, aumentaría la disponibilidad de nuevos tratamientos.
El empleo de soluciones tecnológicas innovadoras permite supervisar todas las fases del proceso de investigación, incluida la fase final de dispensación al paciente. Así, se logra un control exhaustivo de todos los pasos que se realizan, desde el registro documental del ensayo y la producción hasta la administración.
De esta manera, la tecnología posibilita una mayor trazabilidad integral en investigación, lo que reduce el tiempo medio de trabajo, evitando demoras y costes innecesarios por destrucción de medicamentos o por desplazamientos.
Finalmente, a juicio de los expertos, la innovación garantiza un mayor control y una gestión "más exhaustiva" de la investigación, lo que conlleva una "mayor calidad" en los resultados, un desarrollo "más eficiente" de nuevos fármacos y la reducción de posibles incidencias que puedan afectar a la salud de los pacientes.