MADRID, 29 Jun. (EUROPA PRESS) -
El Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (GECSEN) ha publicado el estudio 'Impacto de la pandemia COVID-19 en la atención al paciente con cefalea en España', realizado durante la sexta semana del estado de alarma, con el objetivo de evaluar el impacto de la pandemia por la COVID-19 en las estructuras asistenciales especializadas en cefaleas y sobre cómo se prevé el futuro de estas unidades. Según este trabajo, el 75 por ciento de los neurólogos que atienden casos de dolores de cabeza suprimieron su actividad presencial durante la pandemia.
El estudio, realizado con las aportaciones del 74 por ciento de los neurólogos responsables de las Unidades y Consultas de Cefaleas de diferentes hospitales españoles, cuenta con la representación de todas las comunidades autónomas (CCAA).
Según se desprende del informe, casi un 96 por ciento de las Unidades y Consultas de Cefaleas españolas experimentaron alguna limitación en su actividad asistencial presencial debido pandemia de la COVID-19. Pero no todas las CCAA se han visto afectadas por igual: aquellas con mayor incidencia acumulada de contagios han tenido porcentajes de cancelación de su actividad asistencial presencial mayores al 80 por ciento.
Castilla-La Mancha, La Rioja, Castilla y León, Madrid, Galicia y Asturias fueron las CCAA donde más se redujo la actividad presencial en la atención de las cefaleas. Pero en todo caso, esta fue una tendencia clara en todo el territorio español, donde, en conjunto, un 60 por ciento mantuvo consulta presencial exclusivamente para pacientes urgentes o preferentes y un 46 por ciento solo para los procedimientos urgentes.
El confinamiento de los pacientes fue el principal motivo para a la suspensión de las consultas presenciales de cefaleas (un 77% de los casos), pero también por la necesidad de redistribuir el personal sanitario o por contagio de algún facultativo. Un 37,5 por ciento redistribuyó el personal sanitario en otras áreas de Neurología, un 48 por ciento en equipos de atención COVID, un 27 por ciento sufrió el contagio de algún facultativo adscrito a la consulta de cefaleas y un 29 por ciento el aislamiento de algún miembro para reducir la propagación del virus, lo que limitó la asistencia sanitaria.
El estudio muestra que el 75 por ciento de los neurólogos que atienden casos de cefalea tuvieron que suprimir la actividad presencial, por lo que las consultas presenciales se cancelaron o se sustituyeron por consultas telemáticas, principalmente a través del contacto con el paciente por vía telefónica o por correo electrónico. Aunque un 90 por ciento de las estructuras asistenciales encuestadas utilizaba ya algún sistema de telemedicina con anterioridad, durante la pandemia el 92 por ciento de las unidades realizó su actividad asistencial mediante consulta telefónica, el 35 por ciento mantuvo las modalidades de telemedicina existentes con anterioridad y un 52 por ciento aumentó las disponibles.
Asimismo la actividad investigadora se redujo o suprimió en la mayoría de las unidades. En el 98 por ciento de los casos se anularon las visitas de inclusión en ensayos clínicos y solo un 21 por ciento mantuvo visitas de seguimiento, de las que el 60 por ciento tuvo lugar de forma telemática.
UN 64% DE LOS PACIENTES RESPONDIÓ FAVORABLEMENTE
Un 64 por ciento de los neurólogos encuestados consideraban que la respuesta de los pacientes había sido favorable a la nueva situación, a pesar de que un 46 por ciento apreció un empeoramiento de la situación clínica de los pacientes que evaluó durante la pandemia.
Por otra parte, la pandemia también influyó en la dispensación de los nuevos tratamientos con anticuerpos monoclonales para la migraña. Solo en el 33 por ciento de las unidades se pudieron iniciar estos tratamientos, en los que la educación sobre la utilización del fármaco se realizó de forma presencial en el 69 por ciento de los casos y en el resto de forma telemática. En aquellos centros en los que estos tratamientos se habían iniciado previamente, solo en un 6 por ciento de los casos el paciente se desplazó al hospital para la visita de seguimiento. En el 48 por ciento de los centros los pacientes acudieron al hospital a recoger el fármaco y solo en 13 unidades se estableció algún sistema de envío a domicilio.
El estudio también valoró el posible impacto que los neurólogos esperaban como consecuencia de la crisis por la COVID-19 en las Unidades y consultas especializadas de cefaleas. En el corto y medio plazo, la mayoría de los encuestados prevén un aumento significativo en las listas de espera de primeras visitas, revisiones y procedimientos dada la alta prevalencia de la cefalea y el posible empeoramiento clínico de los pacientes, además de que la cefalea es uno de los síntomas neurológicos más frecuentes de la infección por SARS-CoV-2, y que, en ocasiones, puede ser la única forma de presentación.
Por esta razón, mientras que un 42 por ciento considera que su estructura volverá a funcionar con normalidad tras el estado de alarma, un 31 por ciento opina que precisará aumentar el personal médico, el 6 por ciento el personal de enfermería y un 21 por ciento que se necesitará reforzar ambas actividades.