BARCELONA, 30 Jun. (EUROPA PRESS) -
El 60 por ciento de los pacientes que han sido trasplantados de riñón padece anemia en algún momento de su evolución, según los datos de un estudio multicéntrico, publicado en la revista 'Transplantation', en el que han participado más de 2.000 pacientes españoles.
En un encuentro con los medios hoy en Barcelona, el jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Marqués de Valdecilla de Santander, Manuel Arias, insistió en el problema que supone la anemia asociada al injerto, pese a que generalmente suele ser relegada a un segundo término en relación con otros problemas como el rechazo y la inmunodepresión.
"Es de vital importancia prestar la máxima atención a todas aquellas cuestiones que acompañan a un trasplante renal y son capaces de causar síntomas que disminuyen la calidad de vida de estos pacientes y repercuten en la morbilidad cardiovascular a largo plazo", defendió.
De hecho, remarcó que el trastorno asociado a la anemia, que se puede curar tras ser diagnosticado, ha dejado ya evidencias en la literatura médica de que es un claro marcador de la disminución de la función renal y, a largo plazo, de la disminución de la supervivencia del injerto y del propio paciente.
"La anemia entendida en el contexto del enfermo trasplantado, comporta complicaciones importantes que debe generar una alerta diagnóstica y terapéutica en el clínico", remarcó el jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Bellvitge, L'Hospitalet (Barcelona), Josep Grinyó.
En esta línea, presentó la actualización 'Anemia en trasplantes', que recoge las últimas pautas marcadas en el manejo del citado trastorno.
Se trata de una "herramienta fundamental" para el profesional que ha de tratar con la complejidad que exigen estos pacientes, remarcó Grinyó, que explicó que, gracias a los esfuerzos realizados en los últimos años para actualizar la información de las comorbilidades que sufren los pacientes trasplantados, se ha conseguido un diagnóstico precoz.