MADRID, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -
El 40 por ciento de los pacientes oncológicos padece dolor en estadios iniciales de la enfermedad, porcentaje que asciende hasta el 80 por ciento en fases avanzadas, ha explicado la responsable del equipo de Cuidados Paliativos y Soporte Oncológico Integral del Hospital Universitario San Joan de Reus, la doctora Dulce Rodríguez.
Esta situación "da lugar a lo que se conoce como dolor irruptivo oncológico, una tipología severa que empeora considerablemente la calidad de vida de las personas que lo sufren", ha agregado la doctora Rodríguez durante el foro 'Debatiendo el dolor oncológico', promovido por TEVA Oncology.
La etiología del dolor en el paciente con cáncer puede deberse a la infiltración tumoral, al tratamiento indicado, si es radioterapia, quimioterapia o cirugía, o motivado por otras comorbilidades ajenas a la enfermedad oncológica como la neuropaía diabética, la artropatía degenerativa o la neuralgia postherpética.
"Los tumores que con más frecuencia se asocian a dolor moderado/severo son los que afectan al hueso, como los mielomas o el cáncer de próstata, siendo las neoplasias de páncreas las que suelen presentar un dolor severo y de difícil manejo", ha señalado la doctora Rodríguez.
Sin embargo, el dolor irruptivo oncológico "está claramente infradiagnosticado y su tratamiento, a veces, está mal indicado, bien por un uso indebido de los fármacos opioides de perfil idóneo para el dolor o bien por temor a una sobredosificación", ha apuntado el coordinador de la unidad de Soporte Hospitalario del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, el doctor Álvaro Gándara.
MEJORAR EL DOLOR ONCOLÓGICO
"Un manejo óptimo del dolor oncológico precisa, además de un tratamiento farmacológico con analgésicos adecuados, de un tratamiento no farmacológico imprescindible para conseguir un adecuado control del dolor y que aglutine, desde técnicas anestésicas, medidas ortopédicas o rehabilitación, hasta la evaluación y el manejo de problemas psicoemocionales asociados, como el sufrimiento o el sentimiento de carga", ha explicado la doctora Rodríguez.
"De hecho, en los últimos 30 años, con el desarrollo de los cuidados paliativos, se ha abordado el dolor de forma cada vez más completa e integral. Además, son muchos los estudios que evidencian el beneficio de la integración temprana de dichos cuidados sobre la calidad de vida de los pacientes, la optimización de los recursos sanitarios y la reducción de costes", ha agregado la experta.
En este sentido, ha defendido que el modelo de atención más adecuado es aquel "en el que oncólogos y paliativistas trabajamos de forma integrada, de la mano de los profesionales de la Enfermería, trabajadores sociales y psicólogos, entre otros".
Gándara, por su parte, ha hecho hincapié en la participación de todos los profesionales que tratan al paciente para mejorar el dolor oncológico. "Una comunicación médico-paciente abierta, intensa y prolongada es clave para abordar este problema de forma adecuada", ha matizado.
"Muchas veces, los pacientes creen que la aparición de dolor es síntoma de que la enfermedad progresa mal, por lo que deciden ocultar al facultativo la verdadera dimensión del mismo", ha lamentado el experto.