MADRID, 7 Jun. (EUROPA PRESS) -
En el 40 por ciento de las lesiones no intencionadas que requieren visitas a Urgencias Pediátricas no hay vigilancia de un adulto, según han advertido diversos expertos reunidos en el 66 Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Por ello, y aunque el hogar es el escenario más habitual donde se producen estas lesiones, ante la llegada del verano, las piscinas y el aumento de las actividades y de accidentes al aire libre, los especialistas han destacado la necesidad de buscar "siempre" entornos "saludables y seguros", extremar las precauciones, hacer casos a las recomendaciones y, sobre todo, vigilar constantemente a los niños.
"Promocionar la salud, entendida como promover hábitos de vida saludables, pero también como hacer recomendaciones para promover la seguridad y evitar conductas de riesgo es una prioridad y un deber para los pediatras, como garantes de la salud infantil y juvenil", ha comentado la presidenta de la AEP, Mª José Mellado.
Por ello, desde su organización se está trabajando para poner en marchas iniciativas, en colaboración con las entidades institucionales que permitan luchar contra los hábitos y las conductas de riesgo. "La promoción de la salud es un área transversal a toda la Pediatría, que se entrelaza con todas las especialidades pediátricas y ámbitos de actuación", ha añadido el coordinador del Comité de Promoción de la Salud de la AEP, Gerardo Rodríguez.
A su juicio, si la supervisión por parte del adulto en todo momento es una recomendación general en cualquier entorno, esta cobra especial relevancia en playas y piscinas, en los niños más pequeños así como en aquellos niños con trastornos del comportamiento.
De acuerdo con las conclusiones de un estudio publicado recientemente en 'Anales de Pediatría', la revista científica de la AEP, la presencia de TDAH es un factor de riesgo para lesiones no intencionadas y posiblemente también para intoxicaciones. "Estos niños presentan un menor control y responsabilidad sobre lo que les puede causar daño por lo que ante situaciones de peligro tienen un mayor riesgo. Es necesario un mayor conocimiento para establecer las medidas de prevención más adecuadas en estos pacientes", ha añadido el doctor Rodríguez.
PRECAUCIÓN EN PLAYAS Y PISCINAS
Los ahogamientos son, después de los accidentes de tráfico, la segunda causa de muerte por lesión no intencionada y, a pesar de la insistencia tanto de los pediatras como de otras instituciones, cada año hay que lamentar fallecimientos por esta causa.
Ante la inminente apertura de las piscinas y el comienzo de la temporada de baño (En Zaragoza, la temporada de baño en las piscinas municipales comenzó el pasado 2 de junio y se prolongará hasta el 2 de septiembre), el doctor Rodríguez ha recordado que el niño siempre debe estar al alcance de la mano del adulto, y, aunque parezca que hay poco agua, nunca dejarle solo en cubos, bañeras o piscinas portátiles, porque tan solo dos centímetros es suficiente para que ocurra un accidente.
"Utilizar chaleco salvavidas es preferible al flotador, ya que se puede deshinchar o voltear, y, en la medida de lo posible lo ideal es que los niños aprendan a nadar a partir de los 4 años, a pesar de ellos no deben bañarse nunca solos", ha recomendado este experto.
Finalmente, durante el Congreso también se han presentado nuevas evidencias sobre el síndrome de muerte súbita del lactante, (SMSL), una situación que actualmente solo afecta a un 0,4-0,5 por mil de los nacidos vivos y que se caracteriza porque ocurre aparentemente durante el sueño sin una explicación clínica.
"Los avances científicos van dirigidos a conocer los mecanismos fisiopatológicos centrándose en estudios genéticos (genómica y metabolómica) extremadamente complejos", ha argumentado la portavoz de la AEP en esta materia, Isabel Izquierdo.
Las investigaciones han encontrado diferencias en polimorfismos genéticos en niños con síndrome de muerte súbita y grupos control. "Se está estudiando las posibles alteraciones en los mecanismos de regulación cardiorespiratoria y sistema nervioso autónomo, por inmadurez o patología del sistema serotoninérgico o canalopatías cardiacas; pero a pesar de los múltiples estudios científicos siguen sin estar claros los factores responsables de la vulnerabilidad intrínseca", ha zanjado.