MADRID, 20 May. (EUROPA PRESS) - La prevención constituye la estrategia a largo plazo más costo-eficaz para el control del cáncer. El tabaquismo es el factor de riesgo evitable que por sí solo provoca más muertes por cáncer en todo el mundo; el consumo excesivo de carnes rojas y en conserva puede estar asociado a un mayor riesgo de contraer algunos tipos de cáncer; mientras que se sabe que el riesgo de cáncer aumenta con la cantidad de alcohol consumida. Desde hace tiempo investigadores señalan que, al menos, un tercio de todos los casos de cáncer pueden prevenirse, todo parece apuntar que podrían ser más. Sin embargo, hasta ahora no se había realizado una investigación que confirmará si llevar un estilo de vida saludable puede prevenir el cáncer y cuál es el dato real de reducción de casos. Esto es lo que ha conseguido un nuevo estudio, publicado en la edición digital de 'JAMA Oncology', que concluye que una gran proporción de casos de cáncer y muertes entre los individuos de Estados Unidos de raza blanca podrían prevenirse si las personas dejaran de fumar, evitaran el consumo excesivo de alcohol, mantuvieran un IMC entre 18,5 y 27,5, y realizaran ejercicio semanal moderado durante al menos 150 minutos o ejercicio vigoroso por lo menos durante 75 minutos. Los doctores Mingyang Song y Edward Giovannucci, del Hospital General de Massachusetts, la Escuela de Medicina y la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard, en Estados Unidos, analizaron datos de dos grupos de estudio de individuos blancos para examinar las asociaciones entre un "patrón de estilo de vida saludable" y la incidencia de cáncer y la muerte. Un "patrón de estilo de vida saludable" se definió como no haber fumado nunca o haberlo dejado; el consumo moderado de alcohol (una bebida o menos al día para las mujeres, dos o menos bebidas al día para los hombres) o no beber alcohol; un IMC de al menos 18,5 pero inferior a 27,5; y actividad física aeróbica semanal de al menos 150 minutos de intensidad moderada o 75 minutos de intensidad vigorosa. Los individuos que cumplían con todos los cuatro criterios fueron considerados de bajo riesgo y todos los demás eran de alto riesgo. El estudio incluyó a 89.571 mujeres y 46.399 hombres; 16.531 mujeres y 11.731 hombres tenían un patrón de estilo de vida saludable (grupo de bajo riesgo) y las 73.040 mujeres restantes y 34.608 hombres eran de alto riesgo. Los investigadores calcularon el riesgo atribuible a la población (PAR, por sus siglas en inglés), que se puede interpretar como la proporción de casos que no ocurrirían si todos los individuos adoptaran el patrón de estilo de vida saludable del grupo de bajo riesgo. Los autores sugieren que alrededor de entre el 20 por ciento al 40 por ciento de los casos de cáncer y aproximadamente la mitad de las muertes por cáncer se podrían prevenir potencialmente a través de modificaciones para adoptar el patrón de estilo de vida saludable del grupo de bajo riesgo. Los científicos señalan que sólo se incluyeron individuos blancos en sus estimaciones de PAR, por lo que pueden no ser generalizables a otros grupos étnicos, aunque los factores considerados han sido establecidos como factores de riesgo en diversos grupos étnicos también. "Estos resultados refuerzan la importancia del predominio de factores de estilo de vida para determinar el riesgo de cáncer. Por lo tanto, la prevención primaria debe seguir siendo una prioridad para el control del cáncer", concluyen los autores.