Un 10% de las mujeres españolas trabajadoras padece problemas de incontinencia, según un estudio

Actualizado: lunes, 30 marzo 2009 16:54

MADRID 30 Mar. (EUROPA PRESS) -

Una de cada 10 mujeres españolas activas laboralmente es incontinente, según un estudio Poblacional de Incontinencia Carga y Coste (EPICC), impulsado por la Asociación Española de Urología, y del que se hace eco el Instituto Indas

Según el estudio, la incidencia de la incontinencia urinaria (IU) y la vejiga hiperactiva (VH) se da especialmente en mujeres de entre 55 y 64 años. En concreto, un 11,23 por ciento sufre vejiga hiperactiva, un 11,73 por ciento, incontinencia urinaria; y un 7,17 por ciento las dos.

Además, los datos revelan que un 5,14 por ciento de los varones de entre 50 y 64 años padecen una o ambas patologías; y que el 8 por ciento de los niños de primaria sufre pérdidas de orina durante el sueño más de una vez al mes.

Asimismo, detecta también una mayor prevalencia a medida que aumenta la edad del paciente, ya que más de la mitad de las personas mayores de 65 años ingresadas en residencias padecen vejiga hiperactiva e incontinencia urinaria.

Con el objetivo de aumentar la información y concienciar sobre la incontinencia, el Instituto Indas ha realizado el decálogo de Consejos a Pacientes con Incontinencia, "dirigido a sensibilizar a los profesionales de la salud y público general".

Dicho decálogo recuerda que la incontinencia urinaria es una alteración de la salud que afecta a muchas personas; que debe ser siempre consultada con un profesional sanitario; y que las causas pueden ser diferentes, la enfermedad tener distintos grados y que existen diferentes tratamientos

Además, señala que se podrá tratar de forma acertada si la alteración que la causa ha sido adecuadamente diagnosticada; que el primer paso para tratarla es su prevención; que el tratamiento paliativo con absorbentes "es la mejor solución para aquellas personas que no han resuelto su incontinencia urinaria por otros medios; y que la resignación no es una opción, y, por tanto, mejorar la calidad de vida del paciente debe ser un objetivo prioritario.