MADRID, 16 May. (EUROPA PRESS) -
Las personas que viven en áreas urbanas tienen una presión arterial más elevada que aquellos que habitan en zonas rurales, ya que generalmente están menos contaminadas y la calidad del aire es mayor, según un estudio con más de 5.000 personas elaborado por la Universidad de Duisburgo-Essen (Alemania) y cuyos resultados se han dado a conocer en el Congreso Anual de la Sociedad Torácica Americana, que se celebra estos días en Nueva Orleans (Estados Unidos).
Pese a que ya se había demostrado en estudios previos que la contaminación atmosférica puede hacer aumentar la presión arterial, hasta el momento no se habían evaluado las consecuencias de su exposición a medio y largo plazo. Sin embargo, reconoce Barbara Hoffman, una de las autoras, "estos resultados confirman que quienes viven en zonas con una mayor contaminación del aire también tienen una presión más elevada".
En concreto, utilizaron un modelo químico para medir la exposición a largo plazo a esta polución, mientras que al mismo tiempo utilizaron un dispositivo automático para medir la presión arterial e identificar cambios en los niveles.
De este modo, la presión sanguínea aumentó en 1,7 milímitros de mercurio (mmHg) en aquellos ciudadanos que estaban expuestos a más de 2,4 microgramos de partículas finas por metro cúbico, unos niveles asociados a un aire contaminado por el tráfico o la polución industrial. Además, explica Hoffman, "aumenta tanto la presión sistólica como la diastólica, comprobando que este incremento era mayor en mujeres".
Igualmente, también se trataba de estudiar si la exposición al ruido, por ejemplo, de aquellos que viven cerca de carreteras principales está asociada con una presión sanguínea más alta o con enfermedades cardiovasculares, algo que en este estudio no se ha podido demostrar.
"Según los resultados de este estudio, la contaminación del aire no sólo provoca un mayor riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, sino que también pueden influir en otros procesos subyacentes que conducen a enfermedades crónicas cardiovasculares", reconoce esta experta, que ve necesario seguir nuestros investigando para prevenir esta exposición crónica tanto como sea posible".
Hoffman y su equipo también tienen previsto estudiar si los ciudadanos de zonas con mayores niveles de contaminación tienen una progresión más rápida de la aterosclerosis de las arterias coronarias y de las arterias carótidas.