MADRID 29 Nov. (EUROPA PRESS) -
Algunas variaciones genéticas relacionadas con el funcionamiento del sistema circulatorio impiden el envejecimiento saludable aunque, en general, la actividad física sigue siendo el principal determinante, por encima de la herencia genética, para preservar la calidad de vida del individuo, según estudio de revisión científica de la Universidad Europea de Madrid y la Universidad de Zaragoza.
En concreto, las variaciones genéticas pueden ser el polimorfismo del enzima convertidor de la angiotensina (ECA) I/D, que puede influir en el proceso de vasoconstricción así como en el crecimiento muscular; el gen que codifica la proteína angiotensinógeno, cuya modificación se asocia con una respuesta cardiovascular al ejercicio; o el gen que codifica la alfa-actina-3, cuya variación se relaciona con una disminución del metabolismo oxidativo y la potencia muscular.
Esta es la principal conclusión de la revisión científica 'Genes, physical fitness and ageing', desarrollada por los investigadores Alejandro Lucía y Nuria Garatachea, que ha sido publicada en la revista científica 'Ageing Research Reviews'.
Se trata de una recopilación y análisis de información procedente de 73 estudios que profundizan en los factores genéticos, incluyendo datos de estudios de herencia genética, de asociación con 'genes candidatos' y de análisis de miles de polimorfismos, que pueden influir en el estado de la forma física.
El texto parte de la identificación de las principales consecuencias del declive físico relacionado con la edad, sus consecuencias inmediatas y los posibles genes que están implicados en esos acontecimientos. Asimismo, hace un repaso exhaustivo de los genes que presuntamente están implicados en cada una de estas situaciones fisiológicas y el modo en que se manifiestan.