MADRID, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -
La mitad de los pacientes que acuden al médico quejándose de un problema cardíaco "no tienen en realidad un problema en el corazón, sino un problema en la mente, relacionado con la emoción", según el cardiólogo Valentín Fuster, director del Instituto Cardiovascular del Hospital Monte Sinai de Nueva York (Estados Unidos), coautor junto al psiquiatra Luis Rojas Marcos del libro 'Corazón y Mente' (Planeta), que fue presentado hoy por ambos en el Colegio de Médicos de Madrid.
"Entre un 25 y un 50 por ciento de los pacientes que van a una consulta por un problema cardíaco en realidad no tienen un problema relacionado con el corazón, sino que tiene que ver con la emoción, con la mente", señaló Fuster, quien asegura que muchos de los casos que ve cada día en su hospital "se resuelven hablando al paciente".
Constatar esta realidad en su consulta fue uno de los motivos que, según Fuster, les llevó a él y al profesor Rojas Marcos a escribir el libro 'Corazón y Mente', un proyecto del que "llevaban años hablando" y que finalmente vio la luz gracias al trabajo realizado durante diversos fines de semana en el despacho de Fuster por ambos, respaldados en la redacción por la periodista Emma Reverter.
El método de trabajo fue sencillo. Consistió en la exposición de 20 casos de pacientes reconocidos por Fuster que posteriormente Rojas Marcos analizó desde el punto de vista psicológico y que sirvieron para hacer un retrato de los que, a su juicio, son los problemas físicos y mentales que aquejan a los pacientes en cada etapa vital.
"Presentamos a dos pacientes de cada una de las décadas de la vida. Se trata de casos reales pero no identificables, en los que incluimos a mujeres y a hombres, a niños de siete años y a mayores de 80. Así hasta 20 casos seleccionados en función del tema", explicó Fuster, quien citó como ejemplos de problemas que surgen con la edad, el estrés de los 40, la depresión los 50 o la soledad de los 70.
Para ambos expertos, el tratamiento de estos problemas debe hacerse "desde una perspectiva integral" y teniendo siempre presente que tratar de forma separada cuerpo y mente "es un error". Para hacerlo con éxito, es básico que el médico escuche al paciente, que "empatice" con su situación y que "no le juzgue", ya que sólo así logrará su confianza y tendrá más opciones para su futura curación.
FUSTER Y LA 'DESHUMANIZACIÓN' DEL MÉDICO
Según Fuster, muchos de los casos "se resuelven hablando", por lo que su objetivo cada día es "evitar que la tecnología supere al aspecto cognitivo" en sus consultas, ya que escuchar al paciente y analizar lo que cuenta ofrece "una visión más clara" de la realidad.
"Uno de los grandes problemas es que, hoy en día, el médico se ha convertido en un técnico, por lo que se pierde la visión humanista de la que hablamos en el libro (...) Yo creo que la relación de médico a paciente es la misma que entre marido y mujer o entre hermano y hermana, es decir, que es importante la comunicación y esto es lo que ayuda a todos a que tengamos una vida mucho más sana", aseveró.
El cardiólogo considera que, para realizar esta tarea de información y observación del paciente, bastan "entre 5 y 7 minutos al día", un objetivo "imposible de cumplir" si el médico debe recibir a más de 20 pacientes cada jornada, por lo que invita a los responsables de los sistemas sanitarios en los que se supera esta cifra de pacientes diarios a "replantearse lo adecuado del sistema".
Por su parte, Rojas Marcos, profesor de Psiquiatría de la Universidad de Nueva York, destacó la importancia de curar juntos cuerpo y mente para lograr un paciente sano y resaltó asimismo, la importancia de que el facultativo "empatice" con el paciente para conseguir su confianza y a la larga, el éxito del tratamiento.
ROJAS MARCOS: "EL OPTIMISMO NO CURA"
El experto considera que reforzar la relación médico-paciente es "imposible" si sólo pueden dedicarse "entre 15 y 20 minutos" a cada consulta y señaló la falta de tiempo como uno de los problemas de muchos sistemas sanitarios, donde se recurre a las pastillas como "la solución del momento" para sustituir la relación con el enfermo.
Reconoce que "el optimismo no cura", pero afirma que una persona feliz y con "paz de espíritu" es más propensa que otra pesimista a cuidar su cuerpo y por tanto, a seguir los consejos del médico y poder así curarse. "El optimismo no cura, el optimismo hace que uno piense que se va a curar y siga los consejos del médico", reflexionó.
Por otra parte, el psiquiatra opinó sobre el testamento vital y dijo que se trata de "una oportunidad" que determinadas sociedades dan a un individuo "para poder decidir, dentro de unos límites razonables, lo que está dispuesta a recibir y lo que no en el mundo de la medicina y dentro del proceso final de la muerte".