MADRID, 9 Jul. (EUROPA PRESS) -
La vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) podrá prevenir el 70 por ciento de los cánceres de cuello de útero, algo que supone un "hito histórico" para la sanidad, según ha manifestado el ginecólogo del Hospital Arnau de Vilanova Sergio Costa, en el marco de la segunda jornada del curso de verano del CEU Cardenal Herrera 'Actualidad en el cuidado de la mujer', que se celebra en Valencia durante esta semana.
Según afirmó el doctor Costa, "la vacuna evitará que se desarrollen lesiones de alto grado y cáncer invasor en el cuello de útero, aunque las vacunadas deberán seguir con las revisiones puntuales ya que pasarán décadas hasta comprobar la incidencia total de la vacuna". "A pesar del cribado para la detección precoz del cáncer de cuello de útero, es la segunda causa de muerte por cáncer en las mujeres europeas", subrayó.
El experto aseguró que las niñas que vayan a recibir el tratamiento "no deben hacerse una citología previa, puesto que es muy poco probable que hayan adquirido los cuatro tipos del virus, el causante del cáncer de cervix".
En cuanto a la vacuna, Costa señaló que "dispone de una excelente seguridad, ya que tiene unos efectos secundarios leves, similares a los de cualquier vacuna, como la fiebre y dolor en el brazo donde se realiza la inyección". La vacuna se suministrará en tres dosis y, pese a que todavía no se conoce la duración de la protección, el experto afirmó que "los anticuerpos se mantienen durante cinco años y medio en un número muy alto".
Además, el doctor adelantó que posiblemente en un futuro "los hombres también deberán vacunarse contra el HPV, ya que el virus es causante del 90 por ciento de cáncer de ano y del 40 por ciento del cáncer de pene".
Por otro lado, señaló que "en los próximos años se podría hablar de vacunas curativas, es decir, sólo habría que suministrarlas en caso de detectar el virus y no para prevenirlo, como se realiza hoy día".
El VPH es la causa del desarrollo del 70 por ciento de cánceres de cuello de útero, se transmite a través de las relaciones sexuales y la duración máxima de la infección es de dos años, aunque en la mayoría de los casos la propia paciente resuelve la infección ya que el virus no progresa.