MADRID 3 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, han conseguido bloquear el crecimiento tumoral de algunos tipos de cáncer avanzados gracias a una vacuna experimental basada en el alfavirus de la encefalitis equina venezolana, según un artículo publicado en el último número del 'Journal of Clinical Investigation'.
Según han comprobado este grupo de expertos, en los ensayos clínicos en fase I y II con 28 pacientes con tumores avanzados que ya habían sido tratados con quimioterapia, la vacuna es capaz de estimular una respuesta inmune incluso en los estados de supresión más profundos.
Para ello, eliminaron los genes que permiten al alfavirus de la encefalitis equina venezolana reproducirse y los reemplazaron por otros que producen el biomarcador CEA, presente en muchos tumores de mama, pulmón y colon.
"Los alfavirus han sido utilizados con anterioridad en el desarrollo de tratamientos para enfermedades infecciosas, pero creemos que esta es la primera vez que uno se ha utilizado en pacientes con cáncer", ha explicado Michael Morse, autor de esta investigación.
A diferencia de otras vacunas, en cáncer se buscan inmunoterapias que consigan que el propio sistema inmune del organismo reconozca y destruya los tumores, no prevenir la enfermedad. El problema es que en la mayoría de casos, al utilizar virus geneticamente alterados, el sistema inmune los identifica como invasores y entra en acción, generando anticuerpos y células T que los destruyen.
Sin embargo, y en función de estas tentativas anteriores, Morse y su equipo han utilizado un alfavirus que atrae a las células dendríticas, que estimulan la producción de un gran número de células T y anticuerpos.
"Así, una vez infectadas, las células dendríticas activan las células T y los anticuerpos para actuar contra el antígeno, que en realidad es el marcador tumoral CEA", añade.
Los participantes recibieron hasta cuatro inyecciones de esta vacuna experimental más una de recuerdo durante tres meses. Al final del estudio, en dos pacientes se mantuvieron sin enfermedad, otros dos fueron capaces de mantener la enfermedad estable y uno, con cáncer de páncreas metastásico, vio desaparecer la afección que padecía en el hígado. El resto de pacientes no respondieron a la terapia.
"Son pacientes con una enfermedad muy avanzada que no se había podido parar con ninguna otra alternativa", explica Morse, insinuando que en estos casos "la vacuna es capaz de estimular el sistema inmune para destruir un número significativo de células de cáncer a pesar de la presencia de un ejército de anticuerpos neutralizantes y las células T reguladoras".
De todos ellos, los más beneficiados fueron los que tuvieron los tumores más pequelos, por lo que están planeando futuros ensayos en personas con cáncer con alto riesgo de recurrencia. Además, también se ha pensado añadir algún estimulante como la interleucina-12 para hacer la vacuna más potente.