MADRID, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos han desarrollado una vacuna experimental basada en el ADN que tras la administración de seis inyecciones reduce hasta en un 60 por ciento los síntomas de la alergia al polen. Las conclusiones del estudio se publican en la revista 'New England Journal of Medicine'.
El estudio se realizó a lo largo de dos temporadas de altos niveles de polen en Baltimore (Estados Unidos) y en él participaron 25 voluntarios de entre 23 y 60 años con antecedentes demostrados de alergia al polen. De ellos, 14 personas recibieron la vacuna, una inyección durante seis semanas, mientras que otras 11 recibieron inyecciones de placebo.
Durante el periodo de estudio, los investigadores controlaron y registraron los síntomas de alergia, anotaron la frecuencia de descargas nasales de los voluntarios y cuántas veces estornudaban. En comparación con el grupo placebo, aquellos que recibieron la vacuna mostraron un 60 por ciento de reducción en todos los síntomas de alergia, incluyendo estornudos, descargas nasales, ojos llorosos y picores.
El alivio de los síntomas alérgicos fue más destacado durante el segundo año, incluso aunque no se administrara la vacuna. Meter Creticos, autor principal del estudio, explica que alivios tan prolongados son una parte importante de los descubrimientos realizados durante el estudio ya que parece que la eficacia de la vacuna no desaparece con rapidez. En la actualidad está en marcha otro estudio para examinar la duración de los efectos del fármaco en un grupo más amplio de participantes.
Los investigadores habían observado en estudios anteriores que una secuencia particular del ADN, derivada de una bacteria, disminuye una célula T ayudante (Th2) implicada en la respuesta inflamatoria del organismo que participa en las alergias.
Según los científicos, la vacuna funciona de dos formas, por un lado suprimiendo reacciones alérgicas agudas como los estornudos y por otro, ayudando al organismo a regular mejor la inflamación crónica, como la que produce el picor de los ojos y las mucosidades.
Los investigadores creen que la vacuna reduce las reacciones excesivas del sistema inmune ante la inhalación de los alérgenos al estimular células protectoras que desactivan las células Th2 ayudantes. Las células Th2 reparten señales por el cuerpo para crear más IgE, la proteína en gran parte responsable del malestar de los alérgicos. Algunos alérgicos al polen han adquirido la capacidad de producir demasiados anticuerpos IgE cuando se exponen a los alérgenos.
Además, la vacuna podría activar células inmunes especializadas conocidas como "células dendríticas" que mantienen el equilibrio del organismo al contener la inflamación y parar la escalada alérgica sostenida.