MADRID, 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
El uso de sangre que lleva largo tiempo almacenada para transfusiones en operaciones de cirugía cardiaca de pacientes que ya han sido intervenidos con anterioridad eleva el riesgo de muerte de los mismos, según se desprende de las conclusiones de un estudio realizado por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Duke y del Colegio Universitario de Medicina y Cirugía de Columbia que publica en su último número la revista 'Anesthesia & Analgesia'.
La investigación relaciona el uso de este tipo de sangre con una mayor tasa de mortalidad entre los pacientes que ya habían pasado antes por una operación similar tanto en el periodo de ingreso hospitalario como en el posterior periodo de seguimiento de los mismos. El uso de este tipo de sangre se asocia igualmente con un aumento de riesgo de sufrir problemas de riñón y respiratorios, y se asocia con estancias más prolongadas en unidades de cuidados intensivos.
A juicio de los autores, su descubrimiento puede tener importantes implicaciones en la práctica clínica, si bien destacan la necesidades de mantener la cautela al respecto. "Hemos descubierto una relación significativa entre la sangre 'antigua' y efectos adversos, aunque no se han realizado estudios lo bastante amplios para hallar la existencia de vínculos entre la transfusión de este tipo de sangre y los problemas de los pacientes", señaló el doctor Elliott Bennett-Guerrero, principal responsable del estudio.
En este sentido, advirtió de que no se puede decir con certeza "que esta sangre provoque los efectos detectados en la investigación", aunque sí que este estudio permite abrir el camino para que otros profundicen en este tema en el futuro.
Los pacientes que son objeto de cirugía cardiaca suelen recibir transfusiones de sangre durante la intervención para sustituir a la sangre perdida en el proceso. De hecho, de los 12 millones de unidades de sangre administradas a pacientes cada año en Estados Unidos, más de dos millones corresponden a este tipo de pacientes. Los bancos de sangre norteamericanos sólo mantienen la sangre almacenada durante un máximo de 42 días.