MADRID 19 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un grupo de científicos dirigido por Charles Arntzen ha usado una nueva tecnología de producción de vacunas para desarrollar una contra el norovirus, llamado el 'virus del crucero', causante de la segunda infección viral más común en Estados Unidos tras la gripe y que genera diarreas y vómitos en los afectados. El hallazgo fue publicado hoy en el 'National Meeting of the American Chemical Society' (ACS).
Esta nueva vacuna, única en su origen, fue fabricada en una planta de tabaco utilizando un cultivo de virus elaborado, una técnica que se está utilizando ahora no sólo en la batalla contra el norovirus, sino también contra la gripe A, la gripe aviar y otras infecciones.
Estos cultivos biotecnológicos abren nuevas vías más eficientes para conseguir vacunas rápido para la población, sobre todo en momentos críticos en los que los virus mutan en impredecibles nuevas cepas.
Según Arntzen, "deberán pasar al menos seis meses hasta que la vacuna para esta nueva cepa esté disponible". "Pensamos que tenemos una mayor ventaja usando cultivos de virus para producir vacunas y poder emplear en ello semanas en lugar de meses", expresó, destacando que, además, esta técnica abarata los costes de esta producción y consigue fabricar vacunas para todas las cepas que surjan del virus.
El equipo de científicos reprodujo un cultivo de virus para producir altos niveles de nanopartículas similares a los virus especial mente diseñadas en las plantas del tabaco. De unos 25 nanometros de diámetro, las partículas tienen un tamaño similar al de norovirus, pero sólo constan de la proteína que se encuentra en la superficie más externa, la parte del virus que reconoce el sistema inmune. Estas partículas carecen del material infeccioso del virus original, pero estimulan la respuesta inmune contra la infección.
Tras su exitosa prueba en ratones, este equipo está desarrollando un sistema de administración nasal para las partículas parecidas al virus y espera comenzar los ensayos clínicos a final de 2009, principio de 2010. En principio, según el autor del estudio, para que sea eficaz contra las nuevas cepas del norovirus y contra las antiguas, la vacuna debería ser administrada cada 12 ó 18 meses.