MADRID 15 Jun. (EUROPA PRESS) -
La unidades especializadas suelen evitar la hospitalización y la cirugía de los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), según ha explicado el académico de Número y jefe del Servicio de Inmunología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, Emilio Gómez de la Concha, quién, además, es el coordinador de la Sesión Científica Extraordinaria que se celebra esta viernes en la Real Academia Nacional de Medicina (RANM).
En concreto, la EII es una patología crónica que agrupa fundamentalmente a dos trastornos, la Colitis Ulcerosa (CU) y la Enfermedad de Crohn (EC). No obstante, aunque no se conoce bien su etiopatogenia se cree que es la consecuencia de una respuesta inmunitaria agresiva contra bacterias intestinales que daña a la pared intestinal.
Y es que, estas patologías han pasado de ser poco frecuentes en las consultas de aparato digestivo, hace unos 20-30 años, a ser un problema habitual. No obstante, y pese a que se desconoce la razón de este aumento de frecuencia, se manejan diferentes posibles causas como, por ejemplo, el tipo de alimentación, la forma de refrigeración de los alimentos o una higiene desproporcionada. Asimismo, existe una estrecha relación de la incidencia de ambas enfermedades con un mayor desarrollo económico.
Los síntomas más frecuentes de estas enfermedades son la diarrea con presencia de sangre o con moco, dolor abdominal, fiebre y pérdida de peso. Sin embargo, son patologías difíciles de diagnosticar y, especialmente en el caso de la enfermedad de Crohn, pueden pasar meses o años desde la aparición de los primeros síntomas hasta el diagnóstico.
"El diagnóstico de la EII no es posible sin las técnicas endoscópicas, pero tienen la contrapartida de que son invasivas. El reto es el desarrollo de técnicas de diagnóstico menos agresivas, y, en este sentido, la entero- resonancia magnética ha supuesto un gran avance", ha comentado el experto.
Para el tratamiento de estas enfermedades se emplean desde hace una década fármacos biológicos además de otros medicamentos más convencionales. "Estos fármacos están logrando cambiar la historia natural de los pacientes, y han supuesto un gran paso en los brotes de la EC, en el tratamiento de las fístulas y en el mantenimiento de las remisiones en esta enfermedad. Por otro lado, los conocimientos genéticos sobre la enfermedad están avanzando rápidamente y aunque aún no se utilizan en la práctica clínica para seleccionar candidatos a los diversos tratamientos, sí se está investigando para establecer esta relación", ha concluido.