BARCELONA 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
Tres de cada cuatro fracasos escolares están relacionados con una deficiente visión, según establece el Libro Blanco de la Visión en España 2009, promovido por la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico y la Campaña de Protección Ocular Visión y Vida.
El documento, que ofrece una visión social, económica y empresarial del sector referente a 2008, señala que más de la mitad de los niños de 6 a 9 años nunca han pasado por una revisión de la vista.
Asimismo, el 95 por ciento de los españoles cree que la vista es el sentido más valioso, y el 77 por ciento afirma que es la primera de las capacidades físicas que teme perder.
Mientras que el 20 por ciento de los españoles nunca ha visitado un oftalmólogo para hacerse una revisión visual, un 49 por ciento sí que ha visitado a un óptico-optometrista.
El 74 por ciento de la población espera notar algún problema visual para decidirse a visitar a un especialista. Una vez detectado el problema, el 66 por ciento tarda hasta tres meses a ir a graduarse la vista, y el 27 por ciento espera más de un trimestre antes de ir a ver a un profesional de la visión por pereza o menosprecio de los síntomas.
En España, 72.000 personas sufren cada año traumatismos oculares con secuelas que se traducen en una disminución visual. Se calcula que cerca del 50,6 por ciento de la población española utiliza gafas o lentillas o ambos. A medida que la población aumenta de edad, aumenta el número de personas que necesitan corregir sus defectos de visión, hasta llegar al subgrupo de mayores de 55 años, en que un 92 por ciento utiliza algún sistema óptico.
El sector reclama que la Seguridad Social subvencione una parte del gasto destinado a gafas o lentes, tal como hacía en la década de los 80. Otra alternativa podría ser que parte del coste del sistema corrector desgravara en la declaración de la renta, tal como propone la Comunidad Europea, y hace Italia, como medida que beneficiaría directamente al 51 por ciento de la población española.
Además, considera "fundamental" el rigor en los controles visuales para la obtención del permiso de conducir. Se estima que en 2030 uno de cada cinco conductores tendrá más de 65 años, lo que exige ser muy críticos en las pruebas de control del campo visual del conductor.
