MADRID 28 Sep. (EUROPA PRESS) -
Los pacientes mayores de 65 años que comienzan a tomar benzodiacepinas -un popular medicamento utilizado para tratar la ansiedad y el insomnio- tienen un 50% más de posibilidades de desarrollar demencia en comparación con quienes nunca han consumido el fármaco, según un estudio publicado en el 'BMJ'.
Las benzodiacepinas son un fármaco ampliamente prescrito a los pacientes de más de 65 años, en muchos países: un 30% en Francia, un 20% en Canadá y España, y un 15% en Australia. Aunque está algo menos difundido en el Reino Unido y EE.UU. sigue siendo muy utilizado y muchas personas toman este medicamento durante años, a pesar de que las directrices sugieren que debe limitarse a unas pocas semanas.
En el nuevo estudio, investigadores de la Universidad de Burdeos (Francia) han llevado a cabo un estudio en 1.063 hombres y mujeres (con una edad promedio de 78 años) en Francia, los cuales estaban libres de demencia al comienzo de la investigación. El estudio se inició en 1987 y su seguimiento fue de 20 años.
Los investigadores utilizaron los primeros 5 años para identificar los factores que conducen a la iniciación en las benzodiacepinas y evaluaron la asociación entre el uso de este fármaco y el desarrollo de la demencia. Las tasas fueron ajustadas por muchos factores que puedan afectar a la demencia, como la edad, el sexo, el nivel educativo, el estado civil, el consumo de vino, la diabetes, la presión arterial alta, el deterioro cognitivo y los síntomas depresivos.
De los 1.063 pacientes, 95 comenzaron a tomar benzodiazepinas durante el estudio. Se confirmaron 253 (un 23,8%) casos de demencia, 30 en usuarios de benzodiacepinas y 223 en no usuarios. En números absolutos, la probabilidad de demencia fue de 4,8 por 100 personas en el grupo expuesto, frente al 3,2 por 100 personas en el grupo no expuesto.
Los autores señalan que aunque las benzodiacepinas son útiles para tratar la ansiedad y el insomnio, hay cada vez más pruebas de que su uso puede inducir efectos adversos en las personas mayores, como la demencia. Según los expertos los médicos deben evaluar los beneficios esperados, limitar las recetas a un par de semanas, y vigilar su uso sin control.