MADRID, 17 Nov. (EUROPA PRESS) -
Defectos congénitos del corazón de los niños pueden estar asociados con la exposición de sus madres a mezclas específicas de las toxinas ambientales durante el embarazo, según revela un estudio presentado en las Sesiones Científicas de 2013 de la Asociación Americana del Corazón.
Los defectos cardiacos congénitos ocurren cuando el corazón o los vasos sanguíneos cercanos al corazón no se desarrollan normalmente antes del nacimiento. Los defectos pueden ser causados por anomalías cromosómicas, pero su causa se desconoce en la mayoría de los casos.
Los autores del estudio examinaron los patrones de incidencia de defectos congénitos del corazón y la presencia de tóxicos ambientales en Alberta, Canadá. La investigación todavía en curso busca determinar si la proximidad de las mujeres embarazadas a compuestos orgánicos y metales emitidos en el aire afecta al riesgo de defectos del corazón en sus hijos.
"Aunque todavía está en su fase inicial, esta investigación sugiere que algunas emisiones químicas, en particular, las emisiones industriales al aire, pueden estar relacionadas con anomalías cardiacas que se desarrollan mientras el corazón se está formando en el útero", dijo el investigador principal, Deliwe P. Ngwezi , estudiante e investigador en Cardiología Pediátrica en la Universidad de Alberta.
El estudio se basa en los defectos cardiacos congénitos diagnosticados en 2004-11 y las emisiones de sustancias químicas registradas por una agencia canadiense de seguimiento de los contaminantes. Los investigadores observaron tres categorías químicas, pero sólo un grupo mostró una fuerte correlación con las tasas de defectos congénitos del corazón.
Según Ngwezi, el grupo de productos químicos se compone de una mezcla de compuestos orgánicos y metales, como benceno, butadieno, disulfuro de carbono, cloroformo, óxido de etileno, hexaclorobenceno, tetracloroetano, metanol, dióxido de azufre, tolueno, plomo, mercurio y cadmio.
Las tasas de defectos congénitos del corazón han disminuido gradualmente en Canadá desde 2006, que es aproximadamente el tiempo transcurrido desde que el Gobierno endureció las regulaciones para reducir las emisiones industriales al aire, según Ngwezi.
"Como hemos observado en los resultados preliminares, al disminuir las emisiones, las tasas de defectos congénitos del corazón también decrecen. Este estudio debe llamar la atención sobre la creciente evidencia del impacto de la contaminación ambiental sobre los defectos de nacimiento", afirmó Ngwezi, señalando que las limitaciones del estudio son que las observaciones se hicieron a nivel de grupo y no en función del riesgo individual.