MADRID, 28 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un informe llevado a cabo por la Comisión de Obesidad de la revista 'The Lancet' culpa a los líderes políticos de todo el mundo de las altas tasas de obesidad, desnutrición y cambio climático, las "mayores amenazas" para la población.
Dirigidos desde la Universidad George Washington (Estados Unidos), la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda y la Federación Mundial de Obesidad, la Comisión es el resultado de un proyecto de tres años liderado por 26 expertos de 14 países.
En el trabajo, los autores urgen a crear un fondo de casi un millón de euros (un millón de dólares), así como estrategias que mejoren la política alimentaria y productiva de los países para mejorar la salud de sus poblaciones, el medio ambiente y el bienestar económico. Todo ello, con el objetivo de limitar la "influencia" de las autoridades políticas sobre la industria alimentaria y viceversa.
A su juicio, el establecimiento de una Convención Marco sobre Sistemas Alimentarios, similar a las convenciones mundiales para el control del tabaco y el cambio climático, restringiría la influencia de la industria alimentaria en la formulación de políticas y movilizaría la acción nacional para lograr sistemas alimentarios saludables, equitativos y sostenibles.
"Aunque los alimentos difieren claramente del tabaco porque es necesario para sustentar la vida humana, los alimentos y las bebidas no saludables no lo son. Una convención marco sobre sistemas alimentarios ayudaría a empoderar a las naciones contra intereses comerciales creados, redirigir los vastos subsidios que actualmente benefician a las industrias no saludables y proporcionar una transparencia total", han aseverado los expertos.
LAS PARTES DEBEN SER "TRANSPARENTES Y RESPONSABLES"
En este punto, los responsables del informe han destacado la necesidad de que todas las partes sean "transparentes y responsables" cuando tratan con la industria o trabajan para promover sus intereses, por lo que han subrayado la importancia de que no haya ventajas o incentivos fiscales para producir alimentos y bebidas que dañen la salud humana y ambiental.
Y es que, tal y como han recordado, las políticas que se han dado a la obesidad, desnutrición y cambio climático han sido "inaceptablemente lentas" debido a la reticencia de los responsables políticos a la hora de implementar políticas efectivas. "La desnutrición está disminuyendo muy lentamente para alcanzar los objetivos globales, ningún país ha revertido su epidemia de obesidad y las respuestas de políticas integrales a la amenaza del cambio climático apenas han comenzado", han avisado.
Asimismo, los expertos han comentado que las subvenciones gubernamentales de unos 430.000 millones de euros (500.000 millones de dólares) destinadas a las industrias de la carne de vacuno, productos lácteos y otros alimentos deben ser transferidos a una agricultura "sostenible y saludable", así como los más de 4 billones de euros (5 billones de dólares) de los combustibles fósiles, redirigidos a las energías renovables y al transporte sostenible.
"Los tres peligros globales están relacionados con la producción en masa de alimentos procesados y pobres en nutrientes, que no sólo causan obesidad y desnutrición, sino también las principales emisiones de gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático", han zanjado los especialistas.