MADRID, 25 Jul. (EUROPA PRESS) -
Una prueba que mide la producción de cierta proteína, la trombina, que interviene en la coagulación sanguínea puede ayudar a determinar si los pacientes que han sufrido un coágulo sanguíneo en las venas se encuentran bajo un riesgo bajo de desarrollar otro coágulo y por ello evitar el tratamiento anticoagulante y sus efectos secundarios, según un estudio de la Universidad Médica de Viena (Austria) que se publica en la revista 'Journal of the American Medical Association' (JAMA).
Los expertos explican que el tratamiento anticoagulante para pacientes con tromboembolismo venoso, la formación de coágulos de sangre que suelen producirse en las venas profundas de las piernas o en los pulmones, consiste en heparina seguida de antagonistas de la vitamina K durante al menos 3 a seis meses. Tras detener el tratamiento anticoagulante, una tercera parte de los pacientes sufren un nuevo episodio tromboembólico en los siguientes cinco a ocho años.
Según los investigadores, los resultados del estudio muestran que los pacientes con una primera tromboembolia y una producción máxima de trombina de menos de 400 nanomolares después de dejar el tratamiento de antagonistas de la vitamina K tienen un menor riesgo de recurrencia.
Los científicos incluyeron en su investigación, desarrollada entre 1992 y 2005, 914 pacientes con un primer episodio de embolia espontánea que fueron seguidos durante una media de 47 meses tras dejar de tomar la terapia antagonista de la vitamina K. La producción de trombina se midió a través de un test existente en el mercado.
La recurrencia se produjo en el 11 por ciento de los pacientes. Los investigadores descubrieron que los pacientes que no habían sufrido recurrencia tromboembólica tenían una producción menor de trombina que los pacientes con un nuevo episodio del trastorno.