Un tercio de los padres se niega a dar fármacos a sus hijos contra la depresión

Actualizado: viernes, 12 octubre 2007 15:59

BARCELONA, 12 Oct. (EUROPA PRESS) -

Un tercio de los padres se niega a administrar fármacos a sus hijos para combatir la depresión, según un estudio presentado por el jefe de Servicio del Hospital San Rafael de Barcelona, Manuel Alfonso. "Hay una tendencia a minimizar el problema de la depresión", explicó a Europa Press.

Alfonso sostuvo que "muchos padres se niegan a darles una medicación a sus hijos por el prejuicio de que las pastillas para los nervios van a crear adicción" y porque esta enfermedad se considera un "tabú". En este sentido, aclaró que los ansiolíticos no tienen este efecto y pidió que se haga "caso al médico" cuando los receta.

El especialista apuntó que "se estima que más de un 10% de los adolescentes han sufrido un trastorno depresivo a los 18 años" y, generalmente, si tras seis meses de tratamiento psicológico no "revierte el comportamiento habitual, hay que recurrir a los fármacos.

El problema, según Alfonso, reside en que "en España los trastornos del sistema nervioso siguen siendo un tabú; mientras que una miopía se arregla con unas gafas, se cree que en la depresión basta voluntad para superarlo, y no es así".

Alfonso presentará un informe sobre la depresión infantil en el XXI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria, que se celebra en Barcelona hasta el 14 de octubre.

LA DEPRESIÓN "MARCA" EL CARÁCTER ADULTO SI NO SE TRATA

Para Alonso es "vital" tratar al niño de su depresión, ya que se trata de un periodo de formación del carácter. "Si creces con la depresión encima se impregna el carácter", aseguró, mientras que si esta enfermedad se da en adultos "se cura y vuelve el carácter habitual".

Según explicó, no tratar al niño con psicofármacos puede llevarle a desarrollar un comportamiento "evitativo, dudoso, con dificultades para relacionarse". Por ello, lamentó que los padres consideren que los síntomas de la enfermedad es "cosa de críos" y que se minimicen sus consecuencias. "El pronóstico es bueno si se trata al niño adecuadamente, pero sino puede marcar el carácter" del afectado, aseguró.