VALENCIA 18 Jun. (EUROPA PRESS) -
Uno de cada tres pacientes que acude a la consulta del médico de familia por un problema de insomnio sufre un trastorno de salud mental, en la mayor parte de los casos depresión, según se desprende de un estudio realizado a 420 pacientes que han pasado por un centro de salud de Cataluña y cuyos resultados se presentan en el marco del 30 Congreso de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) que estos días se celebra en la Feria de Valencia.
La doctora María Jesús Cerecedo, coordinadora del Grupo de Trabajo de Salud Mental de semFYC, afirmó que se trata "de una cifra alarmante que requiere la atención de todos los profesionales implicados en el tratamiento de los trastornos del sueño", según informó la organización en un comunicado.
La especialista explicó que, aunque es cierto que suele "ser habitual" que en los cuadros depresivos los médicos detecten la presencia de insomnio, "no todas las personas que padecen insomnio van a tener necesariamente una depresión". "El insomnio es uno de los problemas más frecuentes en nuestra consulta y aunque puede afectar a cualquier persona es más frecuente en mujeres, ancianos y personas que viven solas (separados, divorciados o viudos)", señaló.
Se estima que en España el insomnio afecta a un 40% de los adultos, un 10% lo sufre de manera crónica, y su prevalencia aumenta con la edad, llegando a un 45% entre los 65 y 79 años. Está demostrado que las situaciones estresantes, como el cambio de turnos en el trabajo, el consumo de medicamentos y sustancias excitantes, y el tabaco pueden ser la causa o contribuir a que aparezca este trastorno.
De hecho, "el momento actual que vivimos de desesperanza e incertidumbre económica está pasando factura a los españoles a la hora de conciliar el sueño". Así Cerecedo indicó que en las consultas de Atención Primaria se ha observado un aumento de los pacientes que acuden con ansiedad y problemas para dormir, "lo que está directamente relacionado con los problemas económicos y laborales que ha desencadenado la crisis que actualmente vivimos".
TETS EPWORT
El estudio ha sido realizado en el centro de salud de Camps Blancs en San Boi de Llobregat, Barcelona, en 420 pacientes, a los que se les realizó el test de Epwort, el más utilizado en las consultas de Atención Primaria. El 78% de los pacientes padecían insomnio, de los que el 52% eran mujeres. El objetivo era determinar la prevalencia de este problema y el consumo de ansiolíticos.
De estos datos se desprende que un 31% de los pacientes con insomnio consume benzodiacepinas. Para la doctora Cerecedo, "tomar estos medicamentos no es malo, siempre que se haga bajo prescripción médica. Los hipnóticos o tranquilizantes han de utilizarse durante periodos cortos, desde unos pocos días hasta dos semanas, con una duración máxima de cuatro, o en momentos puntuales".
Sin embargo, quiso "dejar claro que el tratamiento farmacológico sólo está indicado cuando otras medidas no son suficientes. Es decir, el primer paso del tratamiento es recomendar una serie de pautas para una correcta higiene del sueño, como por ejemplo, acostarse y levantarse siempre a la misma hora, no ingerir cenas demasiado copiosas, mantener la habitación ventilada y limitar el consumo de bebidas estimulantes al caer la tarde".
En este sentido, y según este estudio, hasta un 79% de los pacientes con insomnio toman habitualmente bebidas estimulantes. "Aunque parezca mentira, en muchos casos los pacientes desconocen que algunos hábitos diarios son perjudiciales para conciliar el sueño", aseguró esta experta.
Sólo el 38% de los pacientes declaró dormir la siesta y, según la doctora Cerecedo, "es recomendable echarse unos 20 minutos después de comer, ya que esta pequeña desconexión nos pueda ayudar a estar más activos durante la tarde, pero nunca se recomienda que sea más de una hora. Esto suele ocurrir en las personas mayores, que en ocasiones duermen siestas de varias horas, por lo que al llegar la noche permanecen insomnes".
Asimismo, subrayó que la falta de un descanso de calidad puede provocar "efectos negativos" para la salud como son, entre otros, el deterioro en la capacidad de atención, en la memoria y en el estado de ánimo e incluso llegar a causar accidentes laborales, domésticos y de tráfico y a reducir de manera significativa el rendimiento laboral.
"Las consecuencias de no dormir pueden tener consecuencias en cualquier ámbito de la vida, tanto personal como laboral y en la salud, ya que el sistema inmunitario se ve afectado cuando no existe un descanso adecuado", concluyó la experta.