MADRID, 15 Mar. (EUROPA PRESS) -
Entre el 25 y el 37 por ciento de los mayores hospitalizados por COVID-19 padece delirium durante su estancia, según la doctora Naiara Fernández, especialista en Geriatría y directora Asistencial del grupo sociosanitario vasco IMQ Igurco.
"Durante la pandemia, el delirium ha sido, y es, una complicación bien conocida de la COVID-19, con tasas de incidencia del en pacientes hospitalizados en planta. Este porcentaje se dobla hasta superar el 65 por ciento en las unidades de cuidados intensivos (UCI) con este tipo de pacientes. Desarrollar un delirium durante la infección por la COVID-19 también se asocia a un peor pronóstico, y a una mayor mortalidad", detalla con motivo del Día Mundial de la Concienciación sobre el Delirium, que se celebra este miércoles 16 de marzo.
El objetivo de esta iniciativa mundial es potenciar la educación del personal sanitario en este síndrome, el reconocimiento precoz de los síntomas y el desarrollo de estrategias que prevengan su aparición para minimizar su impacto a largo plazo en la salud del paciente.
Según explica la geriatra, el delirium es "un síndrome clínico caracterizado por un cambio agudo y fluctuante de la función cerebral que implica desorientación, inatención y otras alteraciones cognitivas (alucinaciones, pérdida de memoria, pensamiento desorganizado, agitación psicomotriz, agresividad"), y que ocurre como consecuencia de un proceso orgánico".
"Entre los procesos orgánicos subyacentes, se pueden citar, por ejemplo, una infección del tracto urinario, una neumonía, o la existencia de dolor en personas con dificultades para su verbalización. Estas situaciones aparecen generalmente durante un ingreso hospitalario o en una unidad geriátrica de recuperación funcional, adonde acuden pacientes con este tipo de trastornos", añade al respecto.
El delirium es un síndrome geriátrico "prevalente" en el adulto mayor, que "lamentablemente, en ocasiones no es diagnosticado, pudiendo condicionar un impacto en la autonomía y la calidad de vida de las personas mayores y su entorno".
IMPORTANCIA DEL DIAGNÓSTICO PRECOZ
El delirium, según informa la directora Asistencial de IMQ Igurco, afecta a un tercio de los pacientes mayores de 70 años hospitalizados por una causa médica, como pueden ser infecciones, agudizaciones de insuficiencia cardiaca, deshidratación, etcétera. Este porcentaje se incrementa hasta el 50 por ciento en pacientes ingresados por una causa quirúrgica (fractura de cadera, obstrucción intestinal y otros).
"En el caso de que las complicaciones médicas o quirúrgicas lleven a una persona mayor a una unidad de cuidados intensivos, la prevalencia de delirium alcanza el 85 por ciento. Padecer delirium condiciona un mayor tiempo de hospitalización, mayor riesgo de institucionalización, deterioro cognitivo y funcional y un aumento de la mortalidad, comportando además un sobrecoste para los servicios sanitarios estimado en 500 euros por ingreso", destaca la experta.
Por todas estas consecuencias negativas que puede experimentar una persona mayor que padece delirium "es de vital importancia reconocer los síntomas de manera precoz para corregir aquellos factores que puedan estar precipitando su desarrollo, así como identificar a personas con riesgo elevado de presentar delirium, poniendo en marcha estrategias preventivas que eviten su instauración".
Según desgrana la geriatra, "es más efectiva la prevención de su aparición que el posterior abordaje del delirium, ya que los fármacos, generalmente antipsicóticos (haloperidol, risperidona, quetiapina") no han mostrado un claro beneficio que recomiende su uso sistemático para el control de los síntomas".