MADRID, 2 Feb. (EUROPA PRESS) -
El uso de radioterapia de protones para tratar el tumor cerebral maligno más común en los niños es tan eficaz como la radioterapia con fotón estándar (de rayos X) aunque causa menos efectos secundarios a largo plazo, como pérdida de audición y trastornos cognitivos, según un estudio que se publica en la edición digital de 'Lancet Oncology'.
En el artículo de un equipo liderado por el Hospital General de Massachusetts (MGH, por sus siglas en inglés), Estados Unidos, los investigadores describen los resultados de los pacientes unos siete años después de la terapia de protones para el meduloblastoma, un tumor de rápido crecimiento que se desarrolla en el cerebelo, en la base del cerebro.
"La radioterapia de protones todavía no está ampliamente disponible en Estados Unidos o en todo el mundo, pero es cada vez más reconocida por su potencial para reducir los efectos secundarios del tratamiento, sobre todo en la población infantil", dice Torunn Yock, delDepartamento de Oncología Radioterápica de de MGH, autor del informe. "En los centros con experiencia, la terapia de protones tiene un historial probado de éxito y el tratamiento es seguro", añade.
En contraste con la radioterapia de fotones, en la que se administra una dosis de radiación a lo largo del haz de rayos X a medida que pasa a través del cuerpo de un paciente, en la terapia de protones la dosis se centra precisamente en el área objetivo con poca o ninguna dosis suministrada a los tejidos normales por delante o detrás del tumor. Esta característica ha hecho de la terapia de protones particularmente atractiva para tratar tumores en o cerca del cerebro o los ojos, áreas en las que la protección de los tejidos sanos cercanos es particularmente crítica.
Aunque el meduloblastoma a menudo puede ser tratado con éxito con una combinación de cirugía, quimioterapia y radioterapia, debido a su ubicación en el cerebro, son comunes efectos secundarios a largo plazo, como pérdida de audición, que puede ser particularmente problemática en los niños pequeños; problemas de aprendizaje y memoria, y trastornos neuroendocrinos causados por la irradiación de la glándula pituitaria y el hipotálamo. También son comúnmente vistos problemas que afectan al corazón, los pulmones, la tiroides, la columna vertebral y los órganos reproductivos, que tienden a ser más graves en los niños tratados en edades más jóvenes.
A pesar de que la terapia de protones puede parecer idónea para reducir estos efectos adversos, ningún estudio anterior había analizado de forma prospectiva los resultados a largo plazo de niños tratados por meduloblastoma con la terapia de protones.
Para investigar la hipótesis de que la terapia de protones reduciría la incidencia y la gravedad de los efectos secundarios sin pérdida de la eficacia del tratamiento, los investigadores reclutaron a niños y adolescentes de 3 a 21 años --con una edad promedio de alrededor de 6 años y medio-- que recibieron la terapia de protones para el meduloblastoma en el MGH, de 2003 a 2009.
Todos tenían una cirugía previa para extirpar tanto tumor como fuera posible y recibieron quimioterapia antes, durante o después de la terapia de protones. Se analizó su audición, una variedad de funciones cognitivas, los niveles de hormonas y la altura y el peso al inicio del estudio y en varias visitas de seguimiento para un máximo de ocho años. De los 59 pacientes inscritos, 12 murieron a causa de su tumor durante el periodo de estudio y uno de una lesión cerebral traumática.
Una pérdida auditiva significativa se observó en el 12 por ciento de los pacientes tres años después del tratamiento y en un 16 por ciento tras cinco años, lo que se compara con alrededor del 25 por ciento detectado en los estudios que utilizan la radioterapia de fotones. Los efectos cognitivos de la terapia de protones --que afectan principalmente a la comprensión y la velocidad de procesamiento verbal-- también eran menos graves que lo que se ha visto con la radioterapia de fotones, y esos efectos se observaron principalmente en los niños que están por debajo de los 8 años de edad cuando se tratan.
Los efectos neuroendocrinos de la terapia de protones --déficits en cualquier nivel hormonal observados en el 63 por ciento de los participantes siete años después del tratamiento-- fueron similares a lo que se ha informado con la terapia de fotones. Sin embargo, no se vieron efectos cardiacos, pulmonares, gastrointestinales, convulsiones o tumor secundario, todos ellos detectados en los estudios de terapia de fotones. Las tasas de supervivencia y la incidencia y el tipo de recidiva tumoral fueron similares a los de la radioterapia de fotones.
"Nuestros resultados indican que la terapia de protones mantiene excelentes tasas de curación en el meduloblastoma infantil al tiempo que reduce los efectos secundarios a largo plazo, sobre todo en el oído y la función neurocognitiva y eliminando los efectos cardiacos, pulmonares, gastrointestinales y reproductivos", dice Yock, profesor asociado de Radiación Oncológica en la Escuela de Medicina de Harvard.
"Aunque estamos actualmente investigando las diferencias en la calidad de vida entre el tratamiento de protones y de fotones, realmente creo que --en particular para los niños más pequeños-- la capacidad de ofrecer la terapia de protones puede marcar una gran diferencia en sus vidas", concluye este experto.