El 75 por ciento de estos tumores se detecta en fases tardías y, hasta el momento, la terapia más eficaz sólo incluía quimioterapia
CHICAGO (EE.UU), 6 (Del enviado especial de EUROPA PRESS, Salvador Alcaide)
La quimioterapia puede dejar de estar sola en el tratamiento del cáncer de ovario más agresivo después de la cirugía ya que, según los últimos ensayos clínicos presentados en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO, en sus siglas en inglés), el uso de una terapia biológica ya utilizada en otros tumores, como mama o colon, puede ayudar a retrasar la progresión de esta enfermedad.
Actualmente, el 75 por ciento de los casos de cáncer de ovario se diagnostican en estadios avanzados, lo que hace que muchas de estas pacientes tengan un pronóstico muy complicado al presentar carcinomatosis peritoneal o metástasis en otros órganos, como hígado o pulmón.
En estos casos, la cirugía no resulta del todo efectiva y es necesario pasar a un tratamiento sólo con quimioterapia ya que, por el momento, ninguna terapia biológica había conseguido mejorar el pronóstico de estas pacientes.
En cambio, y según ha explicado Robert A. Burger, investigador de Grupo Oncológico Ginecológico (GOG) que ha llevado a cabo este estudio, el uso del anticuerpo monoclonal bevacizumab puede cambiar estas pautas de tratamiento ya que "es la primera vez que una agente antiangiogénico consigue mejorar la supervivencia libre de progresión de esta enfermedad tan difícil de tratar".
En el estudio participaron un total de 1.873 mujeres, con una edad media de 60 años, que padecían cáncer de ovario en esta fase más avanzada, con metástasis o carcinomatosis peritoneal. En ellas se evaluó la respuesta a un tratamiento de seis meses con quimioterapia (taxol más carboplatino), o bien a una combinación de quimioterapia y la citada terapia biológica, que Roche comercializa con el nombre de 'Avastin'.
Además, en otro grupo de control se probó a seguir con este anticuerpo monoclonal como terapia de mantenimiento durante 10 meses más, una vez retirada la quimioterapia, siendo precisamente esta opción la que demostró mejores resultados ya que las pacientes se mantuvieron unos 14,1 meses de media libres de enfermedad, lo que se conoce como supervivencia libre de progresión.
LA CLAVE: MANTENER UNA TERAPIA DE MANTENIMIENTO
En los dos grupos de estudio en los que no se utilizó terapia de mantenimiento, la supervivencia libre de progresión fue entre cuatro y seis meses menor (de 10,3 meses sólo con quimioterapia y de 11,2 meses en los que la combinaron con 'Avastin') por lo que "puede que lo que impacte sea el mantenimiento", como ha reconocido el doctor Antonio González, jefe de Servicio de Oncología Médica, mama y tumores ginecológicos de la MD Anderson.
Como apunta este experto, "se genera la hipótesis de que, si sólo impacta el grupo con terapia de mantenimiento, por qué no lo quitamos de la fase de tratamiento con quimioterapia", algo que tendrá que ser analizado de cara a futuros estudios.
En cualquier caso, estos datos demuestran un beneficio no visto antes con otras terapias biológicas que se "terminarán por confirmar" en los próximos meses cuando se presente un estudio europeo con características similares, que incluye además datos de eficacia en otros estadios más precoces de la enfermedad.
En cuanto a posibles efectos adversos de esta terapia de mantenimiento, González reconoce que no se observaron efectos secundarios adversos graves o "no esperados", siendo el más común la hipertensión (10%). Fenómenos tromboembolicos, perforaciones intestinales y fenómenos de sangrado fueron muy poco frecuentes (en menos de un 3% de los casos).