El tabaco en la mujer opera como símbolo de poder y resistencia frente a la dominación masculina, según una experta

Actualizado: viernes, 7 diciembre 2007 12:40


MADRID, 7 Dic. (EUROPA PRESS) -

El consumo de cigarrillos opera como un símbolo de poder y resistencia frente a situaciones asimétricas entre sexos y de dominación masculina, según una investigación realizada en el departamento de Antropología de la Universidad de Granada que estudia las claves de la feminización en el consumo de cigarrillos, tanto a nivel cuantitativo como a nivel cualitativo, y que ha experimentado la sociedad española en los últimos 50 años.

Una de las principales conclusiones de este trabajo es que el consumo de cigarrillos adquirió en el último año importantes funciones para las mujeres como herramienta de afrontamiento del estrés y la ansiedad, de control del apetito y el peso corporal y en la interacción social como facilitador de las relaciones sociales y en la interacción sentimental-sexual como herramienta de acercamiento y contacto con el sexo opuesto y metáfora erótica.

Además del estudio, realizado por la doctora María Luisa Jiménez Rodrigo, se llevó a cabo un trabajo de campo de carácter cualitativo aplicando como técnicas de investigación entrevistas en profundidad, grupos de discusión, entrevistas estructuradas, observación participante y análisis de la publicidad de tabaco. El estudio reveló que el consumo de cigarrillos ha adquirido para las mujeres fumadoras significados nuevos y específicos en el contexto de sus vidas cotidianas. Así, para las mujeres fumar presenta una serie de ventajas relativas que se estructuran en torno a las dimensiones emocional, corporal, social y simbólica y como expresión de poder y resistencia.

Encuestas e indicadores muestran cómo cada vez las mujeres fuman más. Sin embargo, Jiménez Rodrigo indicó que "la feminización del consumo de cigarrillos presenta una dimensión cualitativa sin la cual no puede entenderse el ciclo de adopción del consumo de tabaco por parte las mujeres". A lo largo de los últimos 50 años se ha producido una transformación de los elementos simbólico-culturales que configuran la representación social de la práctica de fumar y de la imagen de la mujer fumadora. "El consumo de cigarrillos ha pasado de ser un comportamiento propio de varones y socialmente censurado a un acto normalizado, aceptable y compatible con los modelos de feminidad", explicó la autora del estudio.

Jiménez Rodrigo destacó además, que la adopción del tabaco por parte de las mujeres "ha ocurrido con un producto muy concreto, el cigarrillo industrial y elaborado con tabaco rubio". Este producto, a diferencia respecto a las pipas, puros o tabaco negro, es percibido como compatible con la feminidad. Y en este proceso, han desempeñado un papel crucial las empresas tabaqueras.

COMPATIBLE CON LAS EXIGENCIAS DE LA FEMINIDAD

Fumar se ha convertido, según Jiménez Rodrigo, en una práctica compatible con las exigencias sociales de ser mujer. "Para las mujeres fumadoras, el cigarrillo es un instrumento central para relajarse, no engordar, y mostrarse atractivas, maduras y femeninas, e incluso, las ayuda a ligar".

El consumo femenino del cigarrillo está asociado, según el estudio, con el estrés y la ansiedad de manera cada vez más asidua. Las mujeres se enfrentan cotidianamente a situaciones potencialmente estresantes, como consecuencia de dobles jornadas, conflictos de roles familiares y laborales, condiciones precarias y discriminantes o situaciones de violencia y aislamiento social. "En general, fumar constituye una de las pocas válvulas de escape de las que disponen las mujeres para afrontar el estrés. Además, es concebido como un relajante de cualidades únicas tanto por sus efectos como por su disponibilidad y accesibilidad".

Por otro lado, fumar para controlar el peso se ha configurado como uno de los sentidos del consumo de tabaco más relevantes para las mujeres, especialmente para las más jóvenes. La utilización del cigarrillo como instrumento regulador del apetito está ligada al modelo corporal femenino imperante en Occidente. Jiménez Rodrigo señaló que el consumo de cigarrillos presenta una importante dimensión social y colectiva, "ya que se encuentra integrado en las vidas cotidianas de las mujeres, pero principalmente, en los estudiantiles, laborales y de ocio, donde las mujeres han entrado masivamente". Además, incrementa la seguridad en sí mismas y las oportunidades de relación social e integración grupal.

Otro dato relevante que arroja el estudio publicado en la revista 'Liberaddictus', tiene que ver con la atracción sexual y la seducción, si bien éste es más importante durante la adolescencia y la juventud. Fumar es, según indica, una manera de establecer contacto con el sexo opuesto y mostrar una determinada imagen que se considera "atractiva" de cara a los varones. El cigarrillo se considera como un instrumento de exhibición de la sexualidad femenina, lo cual encaja en los parámetros culturales que enfatizan el valor del éxito sentimental-sexual como elemento central del éxito femenino.