MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los síntomas que hacen pensar que el Parkinson entra en fase avanzada son el deterioro cognitivo, las caídas con alteración del equilibrio, la presencia de fluctaciones motoras y discinesias que no son fácilmente controlables con la terapia convencional, según ha apuntado la neuróloga de la Clínica Universitaria de Navarra, la doctora Rosario Luquin, durante la 'Jornada sobre la Enfermedad de Parkinson', celebrada en Pamplona.
"En resumen, podemos sospechar que una persona afectada está en una fase avanzada de la enfermedad cuando cuando comienza a perder autonomía", ha indicado la doctora Luquin.
La jornada perseguía el objetivo de incrementar el conocimiento de las personas afectads y personas cuidadoras tienen sobre la patología y, más concretamente, sobre los síntomas que pueden presentarse y cuya identificación ayuda a reconocer en qué etapa de la enfermedad se encuentra el paciente y reciba el tratamiento más adaptado a sus características.
En este sentido, el Parkinson se caracteriza por sus síntomas motores y no motores. Entre ellos, los más conocidos son los síntomas motores y no motores. Los motores son temblor, la rigidez y la lentitud. Los menos conocidos son los no motores, como los trastornos del ánimo, como la apatía y la depresión y las alteraciones del sueño.
"Se estima que la mayor parte de las personas afectadas desarrollan complicaciones motoras entre cinco y diez años después del diagnóstico, y en un porcentaje de ellas estas fluctuaciones son de intensidad suficiente como para encuadrarse dentro de la enfermedad de Parkinson avanzada", ha especificado el neurólogo del Complejo Hospitalario de Navarra, el doctor Pedro Clavero.
Por otra parte, "la prevalencia de la demencia, alteración que por sí misma hace que la enfermedad de Parkinson sea catalogada como avanzada, ronda el 30 por ciento", ha agregado el experto.
LA CONSULTA DE NEUROLOGÍA
El doctor Clavero también se ha referido a la preparación de la visita a la consulta de Neurología. "La consulta es un acto en el que la interacción médico/paciente es fundamental, favorecer el clima de confianza y que resulte resolutiva para los problemas relevantes del paciente es esencial", ha manifestado el doctor.
"No pocas veces ocurre que el paciente no tiene claro qué esperar de la consulta o qué información es relevante para su neurólogo. En otras ocasiones ocurre que el médico explica lo que considera relevante para su paciente sin tener claro qué es lo que verdaderamente le preocupa en ese momento", ha continuado.
LA LABOR DE LA PERSONA CUIDADORA
Por otra parte, la jornada ha pretendido ensalzar la figura de la persona cuidadora de quien sufre la enfermedad. Dada la incapacidad que generan sus síntomas, el 42 por ciento de los pacientes require de una persona cuidadora en los primeros cinco años de diagnóstico. Pasados los diez años, el porcentaje asciende al 73 por ciento, según el estudio 'ÉPOCA'.
"La figura de la persona cuidadora en este tipo de patologías como en todas las que conllevan cierta limitación funcional es esencial. Por una parte, porque en muchas ocasiones son las personas cuidadoras las que se percatan de los síntomas de la enfermedad y de la progresión de la misma y, por otro lado, porque serán ellas las que van a proporcionar apoyo a las personas afectadas tanto físico como emocional", ha indicado la doctora Luquin.