BRUSELAS, 27 Oct. (EUROPA PRESS) -
Únicamente un 30 por ciento de los europeos afectados por ictus o infarto cerebral reconocieron los síntomas cuando empezaron a sufrir un ataque, según muestra la mayor encuesta mundial realizada sobre esta patología, en la que han participado 2.400 pacientes y 2.400 cuidadores de diez países, presentada en Bruselas por la Alianza de ictus para Europa (SAFE) con el apoyo de AstraZéneca.
Los resultados preliminares de esta encuesta, en la que también ha participado España, desvelan que, después de sufrir el ictus, el nivel de conocimiento de los pacientes aumentó, pero sólo hasta un 66 por ciento.
El profesor de la Universidad de Newcastle Gary Ford afirmó que tampoco se conocen los factores de riesgo. "La hipertensión y el colesterol alto son los principales factores de riesgo a la hora de padecer un infarto cerebral (un 54 por ciento de los pacientes entrevistados tenía hipertensión), pero también hay que tener en cuenta otros como el tabaquismo, el sobrepeso, el sedentarismo, la mala alimentación o la diabetes".
Además, Gary Ford se lamentó de que "a pesar del avance en el control de los factores de riesgo, el número de ataques cerebrales continúa aumentando".
Por su parte, el presidente de la SAFE, Arne Hagen, declaró que "es esencial reconocer los síntomas para que los pacientes acudan pronto al hospital, ya que es una enfermedad en la que el tiempo que tarda en iniciarse el tratamiento repercute en el nivel de discapacidad. La gente no sabe qué le está pasando y por eso no van al hospital. Piensan que ya se sentirán mejor al día siguiente".
Los síntomas del ictus son el adormecimiento de la cara, un brazo o una pierna; la confusión repentina y la dificultad para hablar o entender; los problemas repentinos para ver; la dificultad para andar, el mareo y la pérdida de equilibrio o coordinación; y el dolor de cabeza repentino y sin causa.
Según manifestó Gary Ford "una sorpresa estadística ha sido el conocer que el 26 por ciento de los encuestados tenía menos de 60 años cuando sufrió su primer ictus, una patología que afecta generalmente a personas mayores".
NECESIDAD DE MÁS INVERSIÓN
Arne Hagen exigió una mayor concienciación política con respecto a esta enfermedad que produce, cada año, gastos de miles de millones por atención sanitaria, rehabilitación y pérdida de productividad. "Los políticos --dijo-- podrían invertir más en investigación para prevenirla". "La mayoría de los afectados sufre parálisis o problemas cognitivos, lo que les incapacita para seguir trabajando. Esto supone un enorme gasto estatal". Hagen aconsejó, para prevenir un ataque cerebral, "llevar una dieta sana, baja en sal, beber vino tinto y hacer ejercicio todos los días".
Los resultados preliminares de esta encuesta, presentados ayer en Bruselas, corresponden a una muestra de 362 personas, de las que el 59 por ciento eran pacientes y el 41 por ciento cuidadores. Estos resultados provienen de España, Francia, Alemania, Reino Unido, Suecia e Italia. Los resultados completos de la encuesta, realizada a un total de 4.800 personas, en la que también han participado Australia, China, Canadá y EE.UU, se conocerán a principios de 2007.