MADRID, 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
Sólo el 5 por ciento de las donaciones de riñón que se hacen en España proceden de donantes vivos, por lo que se empieza a considerar necesario un incremento de este tipo de donación, ya que supondría una forma eficaz de reducir las listas de espera, informó la Fundación Puigvert.
Éste es el motivo por el que la fundación, con el patrocinio de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), ha organizado el curso teórico-práctico de formación en Trasplante Renal de Donante Vivo que ha dado comienzo hoy.
A pesar de que España dispone del programa de donación de cadáver más importante del mundo, la lista de espera de pacientes que esperan un trasplante de riñón se sitúa en las 4.000 personas. Por eso, durante los últimos años, se han empezado a aceptar los órganos de donantes de edad avanzada, a corazón parado o con antecedentes de hipertensión, pero no ha sido suficiente para cubrir todas las necesidades. Así, la fundación considera necesario trabajar en los programas de donantes vivos, tal y como han se ha hecho en Estados Unidos y determinados países europeos.
Además de la reducción de las listas de espera, el trasplante renal de donante vivo, según Puigvert, también comporta numerosas ventajas para el donante y el receptor, ya que permite hacer el trasplante de forma anticipada, es decir, antes de que el enfermo se haya sometido a un proceso de diálisis, evitando la realización de la fístula arteriovenosa o la implantación del catéter de hemodiálisis o de diálisis peritoneal.
MEJORES RESULTADOS
Al tratarse de una intervención programada, se realiza en el momento más apropiado para el donante y el receptor. Además, los resultados que se obtienen son mejores por que la vida media del riñón de donante vivo es más larga que la del donante cadáver.
El tiempo de isquemia --conservación en frío del riñón a trasplantar-- es inferior, lo que repercute favorablemente en el trasplante. En determinados grados de parentesco, como padres, hijos y hermanos, permite una compatibilidad muy buena. Los resultados del trasplante de un órgano de donante vivo, aunque sea menos compatible que el de un donante cadáver, pueden ser mejores. Además, el riesgo de rechazo también es menor.
El estudio y preparación para la donación, favorece la detección en el donante de patologías tratables. El riñón que le queda al donante crece posteriormente y se hipertrofia. De esta forma, acostumbra a recuperar el 80 por ciento de la función inicial de los dos riñones. No cambia la expectativa de vida del donante y éste no ha de tomar medicación a medio y/o largo plazo.
Las ventajas de la donación de donante vivo son muchas. A pesar de ello, para que los pacientes puedan valorar y tomar una decisión, siempre se les ha de informar de los riesgos, que son los que comporta cualquier intervención quirúrgica.